EC —La COP 21, que en estos días dio lugar a la COP 22.
RS —Mientras que en París hubo un esfuerzo para aprobar un plan de gobernabilidad mundial, en la COP 22 en Marruecos todo el mundo quedó paralizado diciendo “¿y ahora?, ¿si llega Trump, que dice que el cambio climático lo inventó China para conspirar contra el crecimiento de Estados Unidos?”. Hemos parado todo.
Pero hay que señalar un pequeño detalle: ¿cómo se ha hecho el acuerdo mundial sobre el clima? Se ha hecho con la siguiente fórmula: cada país decide qué va a hacer para reducir el cambio climático y cada país es responsable de controlar que se haga. Y si pedimos a los ciudadanos, cada uno decide cuánto impuesto pagar y cada uno de ustedes es responsable de averiguar que se pague, ¿qué pasaría en la economía de este país?
EC —Usted dice que no es muy razonable el sistema que se eligió en la COP 21.
RS —Es un sistema de nobles intenciones, en la medida en que se piense que los países actúan en base a nobles intenciones seguramente funcionaría, pero no hay mucha evidencia de que los países actúen en base a nobles intenciones. El resultado ahora es que tenemos un acuerdo climático que no es suficiente para lo que se necesita. La llegada de Trump paraliza todo el debate y estamos de nuevo frente a una situación en la cual el tiempo pasa y no se hace nada. Mientras tanto, los países siguen invirtiendo en gastos de tipo fósil, los subsidios que este año se dan para la industria fósil son dos veces superiores a lo que hay en el presupuesto para el desarrollo de la industria climática limpia. Seguimos estando en una situación en la que no se toman decisiones.
EC —Es curioso ese dato de que hay más refugiados debido a catástrofes ambientales que debido a crisis o guerras de tipo político.
RS —Es inexorable, porque las guerras de tipo político son resultado de la idea que tiene Occidente, sobre todo Estados Unidos y parte Europa, de que tienen derecho a intervenir en los países para rectificar el camino nacional. Ha sido una decisión estadounidense la de entrar en Irak y una decisión europea con participación estadounidense la de entrar en Libia y en Siria. Todos los desplazados que creamos son una pequeña fracción de lo que estamos creando con el cambio climático. Según Naciones Unidas, al final de este año vamos a tener 40 millones de refugiados climáticos, cifra indicada por la COP 21. ¿Cómo se acomoda a esta gente? Si nosotros hemos demorado 25 años para hacer un acuerdo climático incompleto y que no se está implementando, ¿vamos a tener 25 años para implementar un acuerdo sobre migraciones? 25 años en esta situación en la cual estamos, con la migración que se está dando y que pesa sobre estados en Europa y condiciona la política de aquellos países es una eternidad. La política no está al paso con lo que está aconteciendo en el mundo.
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Transcripción: María Lila Ltaif