Por Fernando Butazzoni ///
El jueves 7 de abril, pocos días después de que se conociera las filtraciones (o el hackeo, no se sabe a ciencia cierta) al bufete Mossack Fonseca, uno de los portavoces del Departamento de Estado de EEUU, el señor Mark Toner, admitió formalmente en una rueda de prensa en Washington que su Gobierno colaboró económicamente con un grupo vinculado a la investigación periodística conocida como Panama Papers, y que “continuaría haciéndolo”.
Toner se refería al llamado Occrp (Organized Crime and Corruption Reporting Project), un consorcio internacional sin fines de lucro dedicado a las investigaciones periodísticas, que tiene su sede en Sarajevo. Ahora nos enteramos que el consorcio original de los Panama Papers (el ICIJ) compartió desde el principio los once millones y medio de archivos panameños con el Occrp.
Para que quede claro: una fuente anónima le dio al diario alemán Süddeutsche Zeitung los archivos, el diario a su vez se los dio al ICIJ, el ICIJ los compartió con el Occrp y luego con algunos medios de comunicación en todo el mundo. Suena entreverado.
La rueda de prensa de Toner en Washington no fue apacible. Algunos periodistas le apretaron las clavijas para que explicara y opinara sobre todo el asunto. Le preguntaron si el Departamento de Estado o él mismo consideraban que los documentos de Mossack Fonseca habían sido robados, como los WikiLeaks de Julian Assange o lo que filtró Edward Snowden en 2013.
También abordaron el asunto de la financiación del gigantesco esfuerzo de investigación para estudiar los documentos de Mossack Fonseca. La Agencia para el Desarrollo Internacional (Usaid), según explicó Toner, fue la dependencia del Gobierno de EEUU a través de la cual se puso el dinero.
Por cierto que varias cosas llaman la atención. La primera de ellas tiene que ver con la financiación de, cuando menos, una parte de la investigación de los Panama Papers. El Occrp tiene como principales apoyos económicos a la Usaid, el Open Society Foundations (una red de fundaciones creada por el magnate George Soros) y un enigmático “Programa de Cooperación Suizo-Rumano”, el que se sostiene con fondos suizos.
La segunda llamada de atención está relacionada con la opacidad de las organizaciones que aparecen hasta ahora como el principal sostén de la investigación. El Occrp tiene su sede en Bosnia Herzegovina, pero en su Junta de Directores aparecen personalidades norteamericanas. Su presidenta es Marina Gorbis, una estadounidense que vive en Palo Alto, California, donde funge como Directora Ejecutiva del Institute for the Future (IFTF), otra organización sin fines de lucro financiada por la OTAN, la Fundación Rockefeller, Microsoft y Bill Gates, Swisscom y otras empresas.
Hay más: el tesorero del Occrp es otro ciudadano norteamericano, David Boardman, un periodista de Seattle que fue designado en 2013 como Decano de la Facultad de Comunicación en la Temple University, en Filadelfia. Y el actual editor también es norteamericano. Se llama Drew Sullivan y es un ingeniero aeroespacial que trabajó antes en la empresa Rockwell International, el gigante de la industria dedicado a la fabricación de misiles y aviones. Sullivan trabajó en el proyecto del transbordador espacial de la NASA.
El otro elemento que debe señalarse es que la rueda de prensa del señor Toner referida a la financiación del proceso de investigación de los Panama Papers no tuvo casi cobertura mediática. Los principales medios de comunicación relacionados con el Consorcio Internacional de Periodistas, por ejemplo, no publicaron ni una línea sobre eso. No lo hizo Le Monde en París, ni El Confidencial en Madrid, ni The Guardian en Londres, ni La Nación en Buenos Aires. Tampoco lo hizo el Occrp. Pero si ellos publicaron en el pasado reiteradas noticias con declaraciones de Mark Toner, ¿por qué no lo hicieron ahora?
Las pistas para entender el trabajo periodístico de los Panama Papers se pierden en una maraña de siglas, organizaciones sin fines de lucro, institutos globales de bajísimo perfil y poderosas entidades de beneficencia, todas ellas de EEUU. Resulta curioso que una revelación de semejante calibre sobre los negocios turbios de las finanzas haya sido propiciada y financiada, cuando menos en parte, mediante mecanismos tan opacos como los que se denuncian.
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El diario del lunes es el blog de Fernando Butazzoni en EnPerspectiva.net. Como no podía ser de otra manera, actualiza todos los lunes.
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