Traducciones del alemán
Objeto: Ventana
Cuando hay un no, hay rectangular. Tenemos ventana; es decir: una ausencia temporal de pared, cubierta con aire duro en forma de vidrio.
Resulta esencial para definir este objeto que la huelga de ladrillos sea real y absoluta y no meramente aparencial.
El fenómeno fue observado por el francés de Craon, Pierre (1518–1572), quien destacó que es muy común hallar en casas y otros edificios la presencia de visiones de intemperie pastoral, cubiertas de vidrio y en forma cuadrilonga, aunque no exista en este sitio ventana propiamente dicha; es el caso de los cuadros y –más modernamente– de las fotografías. De Craon fue el primero en atender debidamente al colgamiento como decisivo para la diferenciación entre cuadros y ventanas. Para separar paisajes por abertura de paisajes por decoración, el padre de la arquitectura francesa propone atender a la existencia o no del hilo y su sostén, método que desarrolla de manera preciso en su ensayo de 1568: “Cherchez le clou”, título cuya traducción aproximada a nuestro idioma podría ser “Hay que buscar el clavo”. Los desarrollos tecnológicos del renacimiento italiano probaron en Venecia, especialmente en Murano, la excelencia del método del clavo para no incurrir en confusión frente a espejismos o ventanas al revés que por esa época empezaron a poblar los salones elegantes.
La ventana estricta tuvo origen en la edad de piedra cuando los pueblos cazadores de Europa meridional empezaron a conservar sobre la roca de sus cavernas los grandes trofeos, cabezas de búfalos salvajes o de ciervos neolíticos, como quien colecciona medallas de opulencia.
Con intención idéntica, el día que un pueblo amante de su libertad logró abrir un camino largo en el espesor de los muros, al colgar con nostalgia ese recuerdo de los tiempos nómades, se inauguró la ventana, objeto ideal que no sirve para entrar y salir físicamente sino para ver el exterior y soñarse fuera de todo encierro, con la disponibilidad del mundo en la imaginación y no en los pies. (Véase: Goethe, Wolfang, Fausto, Monólogo I). Este es el sentido profundo de la frase de los primeros atomistas; “La ventana es la verdadera puerta del alma, por ella se va más lejos”. Principio no exento de riesgos, en más de un sentido y a propósito del cual cabe consignar que la ventana total y absoluta lleva al descampado mental, es decir: a la esquizofrenia; posibilidad esta que jamás encaran los metafísicos. Aunque lo cierto es que cuando un hombre se rodea de todas ventanas y ninguna pared (léase: está loco) entonces la realidad se llena de castillos en el aire y su dueño o creador los habita todos al mismo tiempo, así como vaga por todos los campos, aunque lo tengan preso y con chaleco de fuerza en la celda de un manicomio.
Nadie derrochó tantas ventanas como cierto holandés de nombre Van Gogh, Vincent. La roja cabeza de Van Gogh fue una fogata de libertades; y, por voltear tantos muros, al final, el techo se le cayó encima. Toda ocurrencia es un relámpago de locura cuya claridad enceguece. Santificados sean los sensatos pues ellos cerraron todas las ventanas y entre cuatro paredes están durmiendo profundamente.
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Con esta entrega llega a su fin El libro de Jorge, el blog de Carlos Maggi en EnPerspectiva.net. Desde el 15 de julio de 2015 publicamos aquí y por entregas, una cada viernes, los textos de El libro de Jorge, de Carlos Maggi, volumen editado originalmente en agosto de 1976 y que inauguró el recordado Club del Libro del programa radial Discodromo.
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