El domingo 19 de marzo se cumplen 120 años de la muerte de Antonio Floricio Saravia, “Chiquito”, hermano de Aparicio, en lo que se recuerda como la “carga de Arbolito”.
Ese día pero de 1897, se enfrentaron por un lado una columna de lanceros de a caballo del ejercito de Aparicio Saravia que comandaba su hermano Chiquito y por otro dos columnas de infantería gubernistas al mando de Justino Muñiz.
Los Muñiz y los Saravia estaban además enfrentados por un episodio trágico ocurrido un año antes. El 26 de noviembre de 1896, llegó a la estancia “Las Torres”, almacén y pulpería propiedad de un yerno de Muñiz, una partida de rebeldes al mando de Juan Sosa, perteneciente a la División de Chiquito Saravia.
Si bien la intención inicial no era un enfrentamiento, éste se produjo y Alberto Muñiz mató de un disparo a Sosa. Enterado Aparicio, manda una partida de 150 hombres que terminan incendiando el comercio. También llega al lugar, alertado por la columna de humo, Justino Muñiz y allí se entera que uno de sus hijos, Segundo de 16 años, no había podido escapar por un túnel por el que sí lo habían logrado el resto de los ocupantes, y el fuego lo sorprendió escondido en una de la torres.
Muñiz persigue a la partida hasta la frontera con Brasil pero no logra darles alcance . Desde entonces, la enemistad entre los Muñiz y los Saravia se vuelve irreconciliable.
El 19 de marzo de 1897 rebeldes y gubernistas vuelven a enfrentarse en la localidad de Arbolito. Los de la divisa roja superaban a los de divisa blanca en número y armamento. Después de horas de tiroteo se entabla una conversación para pactar una tregua. Dicen que Aparicio le ordenó a Chiquito que aceptase los términos de la misma pero éste optó por una carga sorpresa contra el enemigo, con no más de treinta de sus hombres, lanceros de a caballo. Allí murió Chiquito Saravia, con 43 años, a manos de un soldado del ejército enemigo.
A Aparicio le afectó mucho la muerte de su hermano.
Hoy en la localidad de Arbolito ubicada a la altura del km 364 de la Ruta 8, viven menos de 200 personas. Pero allí un cartel, un monumento y un osario común indican el lugar de la batalla.
Desde entonces, para los blancos la figura de Chiquito es sinónimo de arrojo y coraje.
—Rosario Castellanos
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