En enero, China tomó una decisión que parecía drástica: cerró entera la ciudad de Wuhan. Parecía como de ciencia ficción.
Cuánto cambió nuestra percepción desde entonces.
Hubo pánico en todo el mundo, hubo enfermos acumulados en pasillos de hospitales en el norte de Italia, hubo muertos almacenados en pistas de hielo en Madrid y enterrados en fosas comunes en Nueva York, hubo -hay todavía- una cuarentena interminable en Argentina.
Y hay también una emergencia sanitaria que sigue vigente aquí en Uruguay, camino a cumplir seis meses de duración.
Una estrategia globalizada de contención de la enfermedad, donde los países que optaron por una vía distinta son considerados anomalías, llaman la atención de medios de todo el mundo y reciben críticas de otros. Una estrategia que tampoco es muy diferente de la forma en que se contuvo la Gripe Española hace 100 años, y otras pandemias antes que esa.
Pero tanto se han extendido las medidas, tan fuertes son y serán a futuro los impactos económicos, que cada vez suenan con más fuerza voces que discrepan, que proponen que quizás es hora de cambiar la pisada, que consideran que el remedio puede ser peor que la enfermedad.
La semana pasada discutimos este tema en La Tertulia, y hoy les proponemos volver sobre una de esas visiones. Para eso invitamos a Rafael Mandressi, doctor en Filosofía, escritor e historiador especializado en historia de la medicina.