En entrevista con En Perspectiva el ex presidente del Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente (Sirpa), Ruben Villaverde, defendió las decisiones que tomó y aseguró que el revisionismo “va a permitir destacar lo que fue una gestión diferente”.
Villaverde dijo que mientras estuvo al frente del Sirpa se cumplió con lo que había prometido, y destacó los avances en educación y trabajo para los menores internados, así como la reducción de las fugas y de la reincidencia que, dijo, dejó en 23 %.
“Se hicieron cosas para volcar actividades adentro y disminuir la presión interna. Eso fue parte del secreto de evitar los motines y las fugas constantes”, señaló Villaverde, y dijo que para eso fue necesario contratar gente.
Villaverde dijo que algunas de las contrataciones denunciadas por el semanario Brecha ya habían sido señaladas en el Parlamento y habían sido objeto de una investigación interna en el Sirpa, en la cual se demostró que no hubo acomodo. “No hay una prohibición en el Estado de que entren a trabajar los familiares” de los funcionarios, subrayó.
Acerca de la denuncia puntual de que habría contratado a su cuñada, Villaverde contó que Adriana Pronzatti ingresó como su asesora por sus competencias en el medio empresarial ocho años después de haberse divorciado de su cuñado. “No fue por razones familiares, porque en todo caso los que no quedaron muy contentos fueron mis familiares”, señaló. También dijo que Pronzatti fue una de las dos personas de confianza que él podía llevar para que trabajaran con él.
Sobre los cuestionamientos a la calidad de las obras construidas durante su gestión, Villaverde dijo que durante su gestión no se detectaron “problemas de gravedad”. Dijo que la obra del excuartel del batallón en la calle Belloni no se terminó de pagar porque sí había algunos problemas de construcción. Acerca de las declaraciones de la actual presidenta del Sirpa, Gabriela Fulco, de que la “fragilidad estructural” de la construcción del Ceprili permitía que los internos se hicieran con puntas de hierro, Villaverde aseguró: “Mientras yo estuve no se rompía nada”.
“Hay un problema de seguridad, evidentemente algo ha pasado que los internos están teniendo mucha facilidad para hacerse de puntas y armas”, dijo Villaverde, antes de señalar que hay “un acoso permanente al personal” y que “los episodios que determinaron 26 procesamientos hacen que el personal y los policías tengan mucho miedo”.