Las familias sirias que llegaron al país el año pasado como refugiadas, están acampando en la plaza Independencia reclamando que se las deje ir al Líbano. Algunos se han quejado por el costo de vida y la inseguridad en Uruguay, y llegaron a decir que para estar así prefieren volver a Siria, país asolado por una guerra civil.
La especialista en cultura árabe Susana Mangana estuvo en contacto con las familias incluso antes de que llegaran a Uruguay. En diálogo con En Perspectiva, aseguró que el temor a que el país es muy caro y que no iban a poder sostenerse por si mismos siempre existió, pero hubo una "obstinación y falta de voluntad para entender que Uruguay les estaba ofreciendo una oportunidad de oro".
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Mangana aseguró que "faltó trabajo de mediación cultural; conocer sus claves, su cultura, su orden político; faltó hacerles ver las cosas positivas que los adultos pueden encontrar en Uruguay y las oportunidades que tienen sus hijos, sobre todo aquellos que nacieron aquí".
Mangana aseguró que la verdadera intención de las familias es ingresar a Europa a través del Líbano, luego de que Alemania "abriera el grifo" para la entrada de inmigrantes en los últimos días. Sin embargo, explicó que es prácticamente imposible que ingresen al Líbano, porque ese país cerró las puertas al verse desbordado de refugiados. Además, dijo Mangana, existe una gran resentimiento entre los libaneses y los refugiados sirios, que son vistos como una carga para el Estado.
Mangana fue especialmente crítica con algunos refugiados que han dicho que en estas condiciones prefieren volver a Siria. "Es fácil ufanarse de querer volver a Siria cuando sabes que aquí no hay un peligro físico para tu seguridad. Pero para Siria son desertores, cosa que tiene un castigo que precisamente no es pasarle la mano por la cabeza a los hijos", aseguró la especialista. "Quiero ver si la embajada siria en Argentina los recibe, y cómo los recibe", dijo Mangana.
"¿Van a tener cobertura total de salud en Líbano o en Siria? Me da risa", sostuvo la especialista. Mangana, que participó del proceso de selección previo a la llegada a Uruguay, aseguró que nadie les prometió sueldos de 1.500 euros, porque nadie sin calificación en Uruguay gana ese salario. "Ellos sabían a dónde iban y lo que había y lo que no había", agregó.
Para Mangana algunos refugiados tienen "ganas de manipular y enchastrar la gestión del equipo que viajó al Líbano para traerlos a Uruguay". La especialista aseguró que "si patalean y los recibimos con miedo, dándole entrada a Presidencia van a seguir forcejeando hasta conseguir lo que sea".
Mangana agregó que algunos refugiados son "manipulables", por lo que pudo haber un "manijazo" de ciudadanos uruguayos que por una cuestión de vendetta política, les dijeron que reclamaran "tal o cuál cosa". Incluso relató que algunos refugiados le dijeron que hubo personas que les pidieron que no hablaron con ella porque no les traería nada bueno.
"Es un pena haber llegado a esta situación, lo que dificulta a aquellos que queremos trabajar con la multiculturalidad y favorecer la llegada de más inmigrantes de distintas nacionalidades".
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