Entrevista con el profesor Pablo Cayota, integrante del directorio del Instituto Nacional de Evaluación Educativa, y doctor Mariano Palamidessi, director ejecutivo.
EN PERSPECTIVA
Jueves 24.11.2016, hora 8.18
EMILIANO COTELO (EC) —¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta el sistema educativo uruguayo? Si nos comparamos con otras regiones del mundo, ¿cómo es la situación real de nuestro país?
Son preguntas que aparecen a menudo en el debate sobre el estado de la educación en Uruguay, un asunto que preocupa a todos los sectores políticos y sociales.
Por eso no pasó desapercibida la divulgación este martes del informe Revisión de recursos educativos: Uruguay, elaborado por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos).
A partir de una investigación que insumió cuatro años, este trabajo detalla una serie de fortalezas del sistema educativo, pero sobre todo varias debilidades que las autoridades deberán enfrentar en el corto plazo si no queremos seguir rezagándonos en esta materia.
Para conocer el diagnóstico y las recomendaciones, estamos con el profesor Pablo Cayota, integrante del directorio del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed), y Mariano Palamidessi, director ejecutivo del Ineed.
¿Qué historia tiene este estudio realizado por la OCDE? ¿Qué vinculación tiene el Ineed con él? ¿Lo comparte, lo auspició?
PABLO CAYOTA (PC) —Es un informe país solicitado en el año 2013 en el marco de estudios comparativos que realiza la OCDE a nivel mundial. Es un informe país porque es un informe solicitado por Ineed, pero cuya solicitud fue acordada con la ANEP de aquel momento, con el Ministerio de Educación y Cultura (MEC), encabezado entonces por el ministro Ehrlich, con el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y con la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP). Esta es la primera parte de un informe que va a continuar en términos de realizar estudios comparativos con otros países para identificar fortalezas, desafíos de cada uno de ellos y ver de qué manera eso puede colaborar en buscar caminos de solución a problemas que puedan ser comunes.
EC —La OCDE es quien auspicia las pruebas PISA, que han colocado a Uruguay en una posición comprometida en varias materias y que han sido buena parte de la base de la discusión a propósito de cómo estamos en educación. Son informes muy polémicos también, hay sectores de la izquierda que no los comparten o gremios de docentes que no los comparten. Entonces, ¿por qué se recurrió a la OCDE?
MARIANO PALAMIDESSI (MP) —La OCDE, además de hacer PISA, que es la prueba internacional bien conocida, tiene una dirección de educación en la que realiza análisis comparados de políticas a nivel mundial. En general es considerada una organización de muy buen nivel técnico, en ella participan países directamente adheridos a ella –no es el caso de Uruguay, en América Latina solo están adheridos México y Chile– y en general es una referencia para el mundo, para ver política comparada, entre otras cosas porque tiene la capacidad no solo de manejar datos de los países, sino también de hacer una lectura de ciertas comparaciones y ciertas experiencias de política.
Es importante considerar que este es un informe de la OCDE, no es un informe hecho o firmado por una institución uruguaya, sino que el Uruguay solicita este informe, pide una revisión país, porque este es un estudio relativo al uso de los recursos, cómo se gestionan los recursos, entendidos estos como recursos financieros, docentes, de infraestructura, pero al mismo tiempo Uruguay pidió una revisión de país con algunos énfasis. Eran temas que cuando se firmó esto, en el 2013, preocupaban al país, que tenían que ver con la gobernanza, lo que sería la gestión y la decisión de cómo se usan los recursos, el tema de los recursos financieros, si estamos gastando mucho, poco y cómo lo estamos gastando, y al mismo tiempo el tema del desarrollo de la profesión docente. Entiendo que los docentes son parte de los recursos del sistema, más allá de que a alguien pueda no gustarle la idea de entender al docente como un recurso.
Hay que entender que esto es un documento de la OCDE, que la OCDE ofrece al país, y que en todo caso el país, sus autoridades, sus universidades, sus centros de investigación o en este caso el Ineed lo que pueden hacer es tomar algunas recomendaciones que consideren más relevantes o más importantes. Es obvio que un informe de un organismo internacional no va a tener la lectura enraizada, histórica que puede tener un actor local. Pero uno no tiene por qué coincidir en todo, en todo caso esto es una invitación que hace la OCDE, uno tiene que discutir la calidad técnica y la consistencia de la evidencia, y después, como parte de la discusión de los que tienen responsabilidad de tomar decisiones en el país, en todo caso ver cuáles son los asuntos más relevantes para tomar como recomendaciones o no.
PC —El problema no son las pruebas PISA, sino de qué manera se trabajan las pruebas PISA, cómo se interpretan, cómo se miden, cómo se evalúan, qué uso se les da. Lo mismo con este informe, este es un informe de la OCDE con el cual se pueden tener acuerdos y discrepancias, pero en definitiva como país tenemos la suficiente fortaleza y capacidad para que los aportes internacionales sean tomados en cuenta, sean discutidos, sean interpelados. En todo caso el Ineed tiene la responsabilidad de darlo a conocer, de darlo a la luz pública, porque esto es un insumo más para un debate, para un intercambio. Creo que no hay que demonizar los instrumentos, que no son más que eso, son instrumentos, y nosotros tenemos como país la suficiente fortaleza para discutir con ellos.