Entrevista con Óscar Bottinelli, Rosario Queirolo y Adolfo Garcé.
EN PERSPECTIVA
Lunes 12.09.2016, hora 8.21
EMILIANO COTELO (EC) —En la noche del sábado falleció Luis Eduardo González, uno de los politólogos más reconocidos del país.
La dificultad auditiva con la que nació le deparó el apodo por el que lo conocimos todos: el Sordo, un mote que nunca le molestó.
En 1984, cuando era magíster en Sociología, aceptó la invitación de César Aguiar para trabajar con él en la empresa Equipos como consultor externo; juntos desarrollaron un modelo de investigación sociológica y estadística que sería considerado de los mejores de la región.
Allí permaneció hasta que en 1992 inició su propio emprendimiento, la consultora Cifra, que alcanzó gran notoriedad con las apariciones de González en televisión y, en particular, al acierto de sus proyecciones electorales.
El diario El País de Madrid lo bautizó como “el gurú González” cuando en 1994 acertó en unos comicios por demás reñidos. Desde entonces, en cada votación su voz se transformó casi en una confirmación oficial. Entre su anuncio y el de Óscar Bottinelli se definía el resultado y los ganadores se lanzaban a festejar.
¿Cuáles fueron sus aportes en sociología y ciencia política?
Vamos a conversar con tres de sus colegas.
Oscar Bottinelli, director y fundador de Factum, competidora directa de Cifra en muchas instancias electorales.
Rosario Queirolo, doctora en Ciencia Política, que trabajó con Luis Eduardo.
Adolfo Garcé, doctor en Ciencia Política.
Comencemos repasando el vínculo que cada uno tenía de ustedes tenía o tuvo con Luis Eduardo González.
ROSARIO QUEIROLO (RQ) —Agradezco esta mesa, es un honor y un primer homenaje a Luis, de los tantos que se merece. Gracias, Emiliano, y gracias a la producción por llamar tan pronto a hablar de Luis.
Yo trabajé con él desde joven, mi primer trabajo fue en Cifra, cuando Cifra apenas había arrancado, en el año 93. Aprendí muchísimo de él. Después tuve la suerte de tenerlo como profesor en la Universidad y de que fuese mi tutor de tesis de licenciatura. Más adelante compartimos clases con él, enseñamos juntos en la cátedra y escribimos, tuve el honor también de escribir algún artículo con él. Así que para mí es mi maestro y hoy estoy como aprendiz de discípula, porque con el Sordo siempre se seguía aprendiendo.
ÓSCAR BOTTINELLI (OB) —En mi caso fue una relación más bien profesional. A diferencia de lo ocurrido con César Aguiar, con quien nos conocimos en facultad y –como escribí cuando su muerte– tuvimos aventuras varias en tiempos diversos, con Luis Eduardo nos tratamos solo de encontrarnos en mesas académicas y en algunas conversaciones de tipo profesional. Así que lo conocí más como profesional o académico que como persona. Además él desarrolló su actividad académica mucho más en la Universidad Católica que en la Universidad de la República (Udelar), solo al principio fue más en la Udelar, eso también llevó a que tuviéramos menos contacto a nivel universitario.
ADOLFO GARCÉ (AG) —Yo empecé a trabajar con él hace mucho tiempo, en 1995. Yo no había terminado la Licenciatura en Ciencia Política, se abrió un concurso para grado 2 en la Facultad de Ciencias Económicas y ahí me integré a la cátedra de Ciencia Política y permanecí, permanezco todavía en Ciencias Económicas. Trabajé con él desde 1995 hasta que se jubiló, 2014 debe de haber sido el último año en que trabajó con nosotros. Dos décadas de ese privilegio de trabajar con él.