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Entrevista central, lunes 14 de marzo: Guillermo Montenegro

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Entrevista con Guillermo Montenegro, embajador de Argentina en Uruguay.

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Video de la entrevista

EN PERSPECTIVA
Lunes 14.03.2016, hora 8.21

EMILIANO COTELO (EC) —Desde que asumió como presidente de Argentina, en diciembre del año pasado, Mauricio Macri ha dado varias señales concretas de acercamiento con Uruguay, dejando atrás el enfriamiento de la relación bilateral que se vivió durante buena parte de los gobiernos kirchenirstas.

El 7 de enero Macri se reunió con Tabaré Vázquez en Anchorena, en el primer viaje oficial al exterior que realizaba como jefe de Estado. En el encuentro, los dos mandatarios lograron avanzar sobre algunos temas que hasta ese momento habían generado tensiones por sobre el Río de la Plata.

Por ejemplo, ese día se derogó un decreto de la administración de Cristina Fernández que impedía el trasbordo en puertos uruguayos de cargas de exportación originadas en Argentina. Además, los presidentes aprobaron la creación de un laboratorio binacional para hacer un control ambiental conjunto del río Uruguay y otros espacios comunes, y Macri anunció la disposición a comprar parte de la producción de la planta regasificadora que se proyecta en Puntas de Sayago.

Esta agenda de trabajo común continuó avanzando después con la visita a Montevideo de la canciller Susana Malcorra el 19 de febrero y de la vicepresidenta, Gabriela Michetti, el 26 de febrero. Todos estos gestos fueron bien valorados por el Gobierno uruguayo, pese a que el Frente Amplio (FA) como tal todavía mira con recelo ideológico la llegada del macrismo al poder.

¿Qué profundidad tiene este acercamiento? ¿Cómo se proyecta la agenda bilateral?

Vamos a conversarlo con el nuevo embajador de la República Argentina en Uruguay, Guillermo Montenegro.

¿Desde qué fecha está instalado en Montevideo?

GUILLERMO MONTENEGRO (GM) —Después de Navidad me vine para Montevideo como primera medida para reconocer el terreno, como quien dice. Y ya me empecé a organizar quedándome definitivamente los últimos días de diciembre. El 30 de diciembre, que fue mi cumpleaños, ya lo pasé acá, ya vine con mis hijos, y ya preparando la derogación de la 1108 con las autoridades argentinas y organizando la visita y la agenda de los presidentes junto con el embajador uruguayo en Argentina, Héctor Lescano, y los cancilleres, Susana Malcorra y Rodolfo Nin Novoa.

EC —Usted conoce bastante Uruguay, no es que tenía que empezar de cero. Cuéntenos algo a propósito de ese vínculo anterior.

GM —Siempre tuve y sigo teniendo mucha vinculación con el rugby, con ese deporte parte de la gira era venir a Montevideo a jugar contra Old Boys o Carrasco Polo, que eran los clubes. Después en alguna que otra vacación vine a Punta del Este, o fuera de temporada, me parece muy lindo hacerlo fuera de temporada. A raíz de eso tengo muchos amigos uruguayos que han jugado al rugby, de la época de jugadores, que seguí viendo, y amigos argentinos que se han venido a radicar a Uruguay. Eso hacía también que en cuanto podía me escapara. Estos últimos ocho años en que fui ministro de Justicia y Seguridad en la ciudad me complicó bastante ese tipo de escapes, pero sí seguía teniendo mucho vínculo con varios de los que están acá, que ahora estoy reencontrando en la actividad social.

EC —También venía cada tanto a Colonia…

GM —Sí, me venía a andar en bicicleta de Colonia a Carmelo. Soy bastante fanático de la bicicleta de ruta, con lo cual acá estoy aprovechando la rambla o ir hasta Pando y hacer el triángulo. Además me gusta mucho recorrer el interior, estuve el sábado en Treinta y Tres, fui a ver una obra de teatro, y el sábado a mediodía había estado en Garzón en la inauguración de la bodega, me gusta mucho ir por los caminos interiores. Como que para los uruguayos Argentina es Buenos Aires y para los argentinos Uruguay es Montevideo y Punta del Este, y yo creo que Uruguay tiene algunos paisajes que son maravillosos para manejarlos, para disfrutarlos, y algunas ciudades que son muy muy lindas.

EC —Algunos datos básicos suyos: tiene 53 años, es abogado egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, fue fiscal federal de 1993 a 2004, entre 2004 y 2007 fue juez federal y en 2007 fue convocado para el cargo de ministro de Seguridad del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires gobernada por Mauricio Macri, en el que se mantuvo durante los dos períodos, de 2007 a 2015. Con esos antecedentes, ¿cómo le resultó el nombramiento de embajador en Montevideo?

GM —Creo que fue una demostración de confianza del presidente. Y quedó claro cuál es el tipo de relación que Argentina quiere tener con Uruguay con lo que mencionaba usted recién, el hecho de que hayan venido el presidente, la canciller, la vicepresidenta, que haya venido también el ministro de Energía a trabaja en el tema de la planta regasificadora, el hecho de que hoy esté la ministra de Educación de la ciudad de Buenos Aires trabajando con la gente del Plan Ceibal para aceitar ese tipo de cosas y ver cómo bajamos la deserción en la secundaria. Todo eso habla de que hay un trabajo en conjunto de los problemas que tiene la región. Para mí fue importante la forma en que fue planteado por el presidente: es necesario mejorar la calidad de los vínculos que tenemos con Uruguay; además resaltando la importancia que le daba a la relación personal que tiene con el presidente Tabaré.

EC —¿Por qué fue tan contundente y rápida la decisión de Macri de recomponer la relación Argentina-Uruguay?

GM —Había cosas que tenían que ser modificadas rápidamente porque no tenían ningún sentido y no generaban ningún tipo de beneficio a la Argentina. La 1108 no solamente había provocado evitar el trasbordo de mercadería argentina en puertos uruguayos, los puertos argentinos habían bajado su producción porque era más barato moverse por tierra. Por lo cual esto estaba perjudicando también a los puertos argentinos, a la marina mercante argentina, y en definitiva iba en contra de lo que habíamos dicho en la campaña que íbamos a hacer, que era bajar el costo del flete para poder equiparar al pequeño y mediano productor y que sea competitivo.

Lo decía creo que el senador Larrañaga en la reunión que tuvimos con Michetti: lo raro no fue haber hecho el gesto de derogar la 1108, sino no pedir nada a cambio. Mauricio Macri es eso, es la practicidad: esto está mal, y no pensando solamente en cuál va a ser el beneficio político. Si está mal está mal, y si nos conviene comprar el gas o ser socios en la regasificadora, nos conviene, le conviene a la Argentina porque abarata los costos y si abarata los costos les conviene a los dos países, uno porque produce, otro porque compra o porque deciden producir juntos. La decisión política está tomada, y está tomada con apretón de manos, se acabó. A partir de ahí los técnicos vamos a tener que empezar a discutir cómo hacerlo de la mejor manera. Lo mismo que el laboratorio binacional, ya hubo dos o tres reuniones en cuanto a de dónde va a salir el presupuesto.

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