EC —¿Qué otros personajes le quedaron fuera del libro?
JMS —¡Uh, quedaron tantos…! En el mundo artístico tenía tantos, Ramos, Solari, Espínola…
EC —¿Hay borradores de esos otros retratos?
JMS —No, no los llegué a hacer. Porque esto lo escribí en no demasiado tiempo.
EC —¿Habrá una segunda parte?
JMS —Y… Dios sabe. No es proyecto en este momento.
EC —Por ejemplo, ¿cuál “lamenta” no haber incluido en el libro?
JMS —Los artistas lamento mucho, también en el plano político personal, un [Carlos] Cigliutti, un [Washington] Cataldi, que son personajes que sentí muy afines. Pero no podía poner tantos políticos uruguayos estando obligado con otros necesariamente. Por ejemplo, Cataldi pudo haber sido un capítulo, no solo por la amistad que tuvimos, sino por las características tan peculiares de quien fue el mayor dirigente de fútbol del país, y además un personaje que es importante descubrir en todas sus facetas; era un gran lector de la Biblia, por ejemplo, algo que nadie podía imaginar cuando lo veía en ese mundo del fútbol. Un personaje extraordinario. Cigliutti, con su oratoria, con su versación histórica.
Y puedo seguir la nómina de gente con la cual en algún momento tuve la duda. Pero eso siempre pasa con los libros, en algún momento hay que poner punto final. Usted como periodista lo sabe, los artículos tienen una extensión, las audiciones se cortan en cierto momento. Los libros también. Y a uno siempre le queda como cosa pendiente. En algún momento va a aparecer.
EC —¿Cuál será el próximo libro? Porque este no son las memorias de Sanguinetti pero anda cerca, son fragmentos de su memoria. ¿Está preparando un libro de memorias?
JMS —No, no, eso sí que no estoy haciendo. No voy a hacer una memoria política general.
EC —¿Cuál es el próximo, entonces?
JMS —Las memorias son muy subjetivas. Honestamente, las memorias son importantes, de pronto más para conocer al que escribe o ver las facetas personales de otros que para conocer los tiempos históricos. Por eso no quería terminar en una autojustificación, que es lo que suele pasar con las memorias políticas. En cambio esto, que es subjetivo, no me comprometía desde ese ángulo, así que lo hice de ese modo. Había empezado a trabajar en otra cosa, histórica propiamente dicha, que era el año 1828, un año tan decisivo en la vida del Río de la Plata. Es el fusilamiento de Dorrego en Argentina, cuya sombra se proyecta hasta hoy, y es la independencia del Uruguay, nada menos, no celebrada como tal…
EC —¡Uh, acá entramos en una discusión lindísima!
JMS —Sí, 1828 marca el momento en que la República pasa a serlo. Cada vez se discute menos, porque jurídica y políticamente es así, es el primer momento en que tenemos un Gobierno, un Parlamento y una Justicia independientes. Los procesos previos hacen que se miren las cosas de otro modo.
EC —¿Va a seguir ese libro?
JMS —Vamos a ver, es un libro muy trabajoso, porque ahí sí me confronto con grandes historiadores, y eso no es para un cronista histórico como yo.
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Transcripción: María Lila Ltaif