Entrevista con la arquitecta Martha Kohen.
EN PERSPECTIVA
Martes 29.12.2015, hora 8.29
EMILIANO COTELO (EC) —Hace pocos días, en París, la Conferencia Internacional sobre Cambio Climático se cerró con un acuerdo inédito sobre medidas a aplicar para frenar el calentamiento global. Todavía no sabemos si ese compromiso será efectivo o no; falta que se discuta la letra chica. Mientras tanto, hay lugares del mundo donde prefieren no esperar por esas soluciones y ya están trabajando para adaptarse… porque si no lo hacen, la van a pasar muy mal.
Ese es el caso de Miami, una ciudad que ya convive con las inundaciones debidas al ascenso paulatino de las mareas y que corre el riesgo de acabar hundida en el océano Atlántico. Allí, el sistema político y la academia llevan ya varios años discutiendo y diseñando alternativas para enfrentar a tiempo ese desafío.
¿En qué consiste ese emprendimiento?
Vamos a averiguarlo conversando con la arquitecta uruguaya Martha Kohen, que codirige un programa especial de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Florida, que se ocupa precisamente de analizar ese tipo de transformaciones que debe encarar la ciudad.
La arquitecta Martha Kohen vive en EEUU desde el año 2003, cuando se incorporó a la Universidad de la Florida, inicialmente como directora de la Escuela de Arquitectura. Fueron cinco años. Y luego continuó en esa escuela, pero ya dedicada sobre todo a la docencia. ¿Fue muy abrumador lo de dirigir, la parte burocrática de una facultad?
MARTHA KOHEN (MK) —Sobre todo es el manejo de los recursos humanos, que, como bien sabemos, es complejo en todas las instituciones.
EC —A partir de aquellas decisiones de irse a trabajar a la Florida, de todos modos, no ha estado desvinculada del Uruguay. Viene con frecuencia, ¿no?
MK —Vengo dos o tres veces por año.
EC —¿Las razones son básicamente familiares?
MK —Familiares, pero siempre mantenemos el contacto con los colegas, los amigos y la facultad, que este año cumplió 100 años, ¡imaginate!
EC —En la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República usted fue docente grado 4.
MK —Grado 4, y estábamos a cargo de las relaciones internacionales de la facultad durante los últimos años, lo cual nos llevó a hacer programas muy interesantes, como los seminarios Montevideo, que eran y continúan siendo una manera de visualizar soluciones o propuestas para los grandes problemas que se nos plantean en la ciudad.
EC —¿Proyectos en los que haya participado la arquitecta Martha Kohen y que los oyentes puedan identificar? Por ejemplo, el Memorial de los Detenidos Desaparecidos, el que recuerda a las víctimas de la dictadura, que se inauguró en el parque Vaz Ferreira del Cerro. Ese fue un proyecto que usted elaboró junto con Ruben Otero.
MK —Con Ruben Otero y algunos otros colegas, Mario Sagradini, Rafael Dodera, un grupo un poco más interdisciplinario.
EC —Actualmente se desempeña como directora del Consorcio para Urbanismo Hidrogenerado, un programa especial de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Florida. ¿Qué es esto?
MK —En realidad, la gran mayoría de las ciudades del mundo están a caballo de ríos y costas. Y eso ha generado formas especiales de asentamiento, que ahora se ven impactadas por modificaciones climáticas. Entonces tenemos esta organización, que junta investigadores de Asia, de Europa, inclusive de África y de América Latina. Hemos presentado análisis y proyectos por ejemplo en la reunión trianual del congreso mundial de la Unión Internacional de Arquitectos y hemos publicado. Esperamos que la investigación, que es necesaria en ámbito académico, sirva como apertura hacia soluciones que a veces no se pueden generar en los ámbitos administrativos y políticos.
EC —¿O sea que este consorcio se ocupa de Miami y la Florida, pero también mira más lejos?
MK —Sí, mira más lejos. Mira todo, mira muchos otros lugares del mundo. Pero sobre Miami. Toda la Florida es una tierra baja, y Miami es dos cosas, Miami Beach y la ciudad de Miami.
EC —¿Qué son una cosa y la otra?
MK —Miami Beach es una isla que está a caballo de una duna, que es la que genera la playa, la hotelería y la inversión que mira al mar. La ciudad de Miami está sobre Bizcayne Bay, la bahía de Vizcaya, a pocas millas, pero tierra adentro y sobre tierras bajas.
Lo mismo le pasa al lado interno de Miami Beach. Tiene un lado con una duna y cierta altura hacia el mar, y para el lado interior, hacia la bahía, es bajo.
EC —Hablemos del tema que nos convoca: esa zona se está hundiendo…
MK —No sé si hundiendo es la palabra. La ciudad de Yakarta [capital de Indonesia], por ejemplo, se está hundiendo, literalmente, por la extracción de agua del subsuelo. En este caso es el mar que está creciendo.
EC —Es al revés, es una zona que está siendo progresivamente cubierta por el agua que sube.
MK —Sí, es una perspectiva a futuro.
EC —¿Hoy cuál es la situación? ¿Qué es lo que ya ha ocurrido?
MK —Hay que entender que el agua entra por muchos lados. Entra, naturalmente, por lluvias incrementadas, entonces tenemos la tarea de evacuar esas lluvias, de las fachadas, de los techos. Pero al mismo tiempo el agua entra como intrusión a la napa freática, cuyo nivel se está elevando porque todo el sustrato de la Florida es como un queso gruyer, poroso. La intrusión del agua salina le gana al agua dulce y se está levantado la napa. Eso provoca dificultades para evacuar la lluvia también. Antes las mareas invadían algunas calles de Miami Beach, la parte de atrás, y se iban, y últimamente no se van, se quedan. Entonces hay presencia de agua en las calles, en los cruces, a veces en los estacionamientos. La gente se tiene que sacar los zapatos.
EC —Veía en algunas notas descripciones muy gráficas: en lugares muy bajos, el agua ya aflora en la superficie cuando hay marea alta. La gente llama a los bomberos y les dice: “No llueve, pero se me está haciendo un lago en el jardín”.
MK —Exactamente. ¿Cómo enfrentan las autoridades estas situaciones? Es un problema de fondo, tú hablabas del cambio climático, de la reunión de París. Naturalmente tenemos que frenar la continuidad de los fenómenos del cambio climático. Pero ¿cómo? A nivel federal se requiere legislación, a nivel estatal se requeriría legislación. En ausencia de esas herramientas, las autoridades locales los están enfrentando por la propia la situación.
EC —Pero ¿cuáles son las previsiones?, ¿qué es lo que se pronostica? ¿Qué va a ocurrir con el nivel del mar en esa zona de la Florida? ¿Cuánto va a subir en los próximos años?
MK —Estamos asumiendo, a partir de los análisis científicos de nuestros colegas, en el mundo inclusive, que va a subir un metro para el año 2050. Algunos dicen 60 centímetros, 2 pies; puede ser, entre 2 y 3 pies hacia el metro.
EC —¡Es mucho!, ¿no?
MK —Es mucho, porque a eso le tenés que sumar el evento de la tormenta y de la marea. Cuando sumás esas dos ocurrencias, que son episódicas, te vas a niveles muy graves.
EC —Veía otro detalle, que no vuelve menos dramática la perspectiva, pero sí en todo caso más curiosa: la zona más vulnerable es la más lujosa…
MK —La zona más vulnerable es el interior de la bahía, no es la costa, donde están los grandes hoteles, sobre la duna, que tiene sus alturas, que hasta puede de ser 5 o 6 metros, esos están elevados.
EC —Ahí ya se tomaron algunas precauciones.
MK —En los códigos, por ejemplo, arquitectos famosos, que ahora están construyendo nuevas edificaciones, están siendo dirigidos en el acto, en la generación de nuevos códigos, para mantenerse por encima de los niveles de peligro de invasión de las aguas.
EC —Ahí quedó mencionada una medida, algo de lo que se está haciendo, pero con las nuevas construcciones. Repasemos qué otro tipo de instrumentos se han utilizado en busca de soluciones parciales.
MK —El bombeo, han instalado, y están en proceso de continuar, cientos de bombas de extracción para tratar de evacuar esas aguas que invaden los barrios bajos de Miami Beach. El resto no ha tomado esas medidas para nada. Así que el río Miami, que es una zona baja, donde se ha instalado mucha industria, esas zonas no están todavía con protección de ningún tipo.
EC —¿Cómo juega como antecedente y como contexto para todo este debate y para el estudio de las medidas a aplicar el shock que vivió EEUU en Nueva Orleáns con el huracán Katrina?
MK —Te diría lo que le pasó a Nueva York con el huracán Sandy. Eso fue lo que desató, creo yo, la conciencia de la urgencia. Katrina pasó, pero todavía parecía un episodio en una tierra que fue muy pero muy imprudente en la instalación de la urbanización. En cambio en Nueva York, Nueva Jersey, no lo esperábamos, nadie lo esperaba, un huracán [5]. Si viniera un huracán de ese tenor, lo sumás a la elevación de los niveles del agua y realmente hay mucho riesgo.
***
EC —¿Por cuánto tiempo se resiste con esas soluciones?
MK —Diez años más. Son soluciones paliativas mientras se piensan las nuevas grandes soluciones. Nos tenemos que adaptar, tenemos que adaptar las infraestructuras, hay que adaptar las plantas de tratamiento de agua, los sistemas de saneamiento, hay que adaptar la generación de energía y las redes de transmisión. Hay mucha cosa que está a nivel de riesgo.
EC —¿Cómo es el debate entre la academia y el sistema político? Porque si recuerdo bien, reconocer este problema del que estamos hablando no ha sido sencillo para las autoridades. Entre otras cosas, porque en EEUU se ha discutido mucho si existe el cambio climático o no, y en caso de que existiera cuáles son sus causas y sus consecuencias. Eso cambió en los últimos años, la presidencia de Barack Obama ha introducido un empujón positivo en esa dirección, pero en Florida misma el gobernador del estado, el republicano Rick Scott, no solo no “cree” en el calentamiento global, sino que ha llegado a prohibir que los funcionarios manejen términos como sustentabilidad, cambio climático e incluso subida del nivel del mar… ¿A ese extremo llega la cosa?
MK —A ese extremo llega. Por lo tanto la responsabilidad de enfrentar esta situación ha recaído sobre las autoridades locales, y tenés las ciudades y los condados, que son múltiples en la Florida, unos más activos que otros, pero en particular el de Miami Beach o el de Miami están tomando el toro por las guampas y tratando de generar el conocimiento y la propuesta para enfrentarlo.
EC —Pero eso de que la toma de decisiones quede reducida a nivel local supongo que tiene algunos problemas, para empezar de financiamiento, de capacidad financiera.
MK —Ciertamente, tiene problemas de financiamiento. Pero estamos atrasados, recién ahora se están empezando a generar las propuestas. Lo que hay son mecanismos de diagnóstico, la Universidad de la Florida, por ejemplo, ha generado mapas interactivos en los cuales se puede ir viendo el progreso de la intrusión del agua a lo largo del tiempo. Esas herramientas están siendo manejadas, por ejemplo, por las compañías de seguros. Es decir, el manejo del riesgo está en función de temas generados en las academias.
EC —A propósito de las compañías de seguro y el manejo del riesgo, con este diagnóstico que estamos comentando, con este inconveniente serio que tiene la Florida por delante, uno podría pensar que se iban a frenar las inversiones inmobiliarias, que han sido muy fuertes, que han sido un gran motor de la economía de la zona en los últimos años. Y sin embargo eso no pasa.
MK —No, no ha pasado. La Florida tiene cuatro cosas maravillosas: el clima espectacular, que no va a variar, ese sol maravilloso; el mar increíble que siempre se va a poder usar; una población de gran energía pluricultural muy vibrante, y el aporte continuo de capital. Por lo cual no dudamos de que se van a generar las soluciones para poder enfrentar eso.
EC —La gente que invierte por lo visto piensa lo mismo. La gente que compra un apartamento o compra un edificio, porque se dan las dos cosas, ¿qué planes tiene en la cabeza?
MK —Usarlos durante los próximos 15, 20 o 30 años. Luego existirán mecanismos para acceder, si se dificultan las calles y los puentes, con barcos, como si estuviéramos en los Cayos de la Florida, Florida Keys. Hay millones de barcos en la Florida.
***
EC —¿Cuáles son las soluciones de fondo que se están pensando?
MK —Es muy importante que hablemos de las infraestructuras. Asentadas en zonas de alto riesgo tenés las plantas de tratamiento de agua, las plantas de procesamiento del saneamiento, la generación de energía eléctrica. La ciudad no puede funcionar o puede colapsar si no tenemos esos temas resueltos.
EC —Hay una planta de energía nuclear incluso.
MK —Esa planta de energía nuclear está más cerca de Miami de lo que estaba Fukushima de una ciudad. Si hay un problema de un huracán serio, las cosas pueden ser muy graves.
EC —¿Entonces?
MK —Estamos ideando nuevas soluciones. Por ejemplo, muy cerca de la costa, a pocas millas, pasa la corriente del Golfo; corriente antigua que usaron las marinas españolas de la colonia. Estamos generando ideas para aprovechar esa energía y asentarse exactamente encima de la corriente del Golfo con generadores, como ya se han desarrollado para el mar del Norte, y con eso sustituir la energía eléctrica. Estos son proyectos generados por la academia.
Un nuevo emplazamiento para el aeropuerto de Miami, que está anegándose también, porque está construido sobre tierras bajas. En Japón lo han hecho sobre el mar; nosotros mar tenemos en cantidad, es el recurso más abundante. Holanda tiene una franjita de límite con el mar y el resto es tierra a proteger; la Florida es como un guante al revés, tenés toda la vulnerabilidad costera y una tierra central a proteger. Entonces usar los recursos del mar como recursos viables.
EC —Si estamos hablando de hacer de nuevo el aeropuerto, ya tenemos una idea del tipo de inversiones que están en juego.
MK —Exactamente. Pero al mismo tiempo, incluso con un posible desplazamiento del puerto de la ciudad hacia un puerto construido en el mar, se generan tierras para inversiones futuras que van a viabilizar. Y hemos hecho propuestas de islas de protección que a su vez se convierten en lugares de inversión.
EC —¿Cómo es eso?
MK —Si protegemos la parte oeste de la ciudad de Miami Beach, la que es más vulnerable, más anegadiza, con una nueva duna, esa nueva duna puede a su vez ser el soporte de nuevas inversiones.
EC —Cuesta entenderlo. ¿Algún detalle más? Estamos hablando de crear una nueva duna…
MK —Sí, arena hay mucha en la zona, en el mar, es el recurso más fácil de obtener. Entonces la creación de manglares y nuevas dunas como zonas de protección del embate de las aguas es una estrategia. A su vez eso genera nueva tierra; esto ha sido hecho en Miami desde siempre, desde inicios de siglo: retirar material del fondo, apilarlo y sobre esa tierra, un poco más alta, construir.
EC —De algún modo se vuelve a los orígenes: crear una ciudad donde en principio nadie lo imaginaba, donde era difícil pensar en una ciudad. De algún modo Miami fue eso, ahora se daría otro paso del mismo tenor a partir del problema generado por el aumento del nivel del mar.
MK —Exactamente. Hay un nivel de obras grandes, de obras de infraestructura, que naturalmente tienen que ser enfrentadas por el estado o por la Nación.
EC —¿Qué más?
MK —Códigos que regulen la actividad privada. La actividad privada está deseando que le marquen pautas de cómo seguir.
EC —¿No es obligatorio ya hoy construir teniendo en cuenta estos riesgos?
MK —En parte, nada más. Es sobre todo el riesgo de los huracanes. Estos riesgos de largo plazo todavía no están codificados.
EC —Por ejemplo, ¿no se está obligando a construir sobre pilotes?
MK —En algunos condados lejos de allí sí; aquí no. Sí que no hay habitabilidad en las plantas bajas vulnerables.
EC —Tengo acá el mensaje de Alberto, un oyente viajero, que en particular pasa semanas a lo largo del año en Miami. Dice: “En el condominio donde vivo el garaje está en la planta baja, y hace dos meses hubo que implementar bombas para sacar el agua. Simplemente ya es observable la subida. Claro, yo vivo en un condominio que se construyó sobre una duna en Grove Isle, Coconut Grove”.
MK —Una de las maneras de enfrentar esto es generar oportunidades de inversión y de repoblamiento o densificación en zonas que no están en riesgo. Es decir, despoblar graciosamente, no catastróficamente, generar oportunidades en zonas que van a tener la permanencia.
EC —Estamos hablando de proyectos, iniciativas que surgen de la academia. ¿Qué tipo de trámite están teniendo?
MK —Nos invitan a hacer muestras, hemos hecho muestras de estos proyectos que visionan estas posibilidades en la ciudad de Miami. La Unesco, en su Cátedra de Sostenibilidad Urbana, nos ha pedido hacer una reunión mundial de proyectos que hacemos a fin de febrero, principios de marzo en Miami, adonde viene gente de todo el planeta, de Asia, de la India, de la China, del África, de Europa, para estudiar las soluciones que serán implementadas o que podrían surgir en Miami, como el canario de la mina, precursoras de soluciones que podrán darse en otros lugres del mundo.
EC —De algún modo están abriendo camino.
MK —Exacto.
EC —Porque no hay un manual, alguien lo decía en un reportaje, creo que en el New Yorker [The Siege of Miami], en estos días: no hay un manual titulado Cómo proteger a tu ciudad de la suba del nivel del mar.
MK —Pero pensamos que en la ciudad de Miami hay los recursos y la voluntad de la población y de las autoridades, en Miami Beach, en la ciudad de Miami y en los condados, de generar las soluciones que garanticen la continuidad.
EC —Nos preguntan desde la audiencia qué puede aprender Montevideo de este análisis, de este proceso de reflexión en el que se encuentran ustedes en Miami, en la Florida.
MK —Montevideo tiene una elevación, no es como Buenos Aires. Qué podría aprender Buenos Aires sería más urgente de entender. Montevideo tiene una costa más elevada y enfrentará problemas, pero no de este calibre. Erosión de las playas, protección de ese recurso. Para ellos es fundamental pensar cómo van a evitar que se erosionen las playas y continúen siendo un recurso locomotor de la industria turística.
EC —Allí podría haber un parentesco entre Montevideo y la Florida, pese a que la situación es completamente distinta.
MK —Yo sé que en Uruguay hay organizaciones que ya están tratando el tema, y precisamente, la continuidad de las playas como recurso del turismo, de esparcimiento de la población y como protección del interior es fundamental.
***
EC —¿Cuándo llega el momento de tomar decisiones en el caso de la Florida?
MK —Hoy, ayer.
EC —Está claro que hoy estas de fondo no se están tomando.
MK —No se están tomando, pero EEUU es una sociedad pragmática, podés decir “el lobo viene, el lobo viene”, pero hasta que no lo ven no entra realmente a formar parte de las actuaciones. Fue determinante lo que pasó en Nueva York, creo que ahora sí se desencadenan un serie de visualizaciones y de reuniones exploratorias que van a generar proyectos.
***
Transcripción: María Lila Ltaif