Entrevista con Jaime Saavedra, adscrito al ministro del Interior, y Daniel Garay, director general del Polo Industrial del Comcar.
EN PERSPECTIVA
Miércoles 13.07.2016, hora 8.11
EMILIANO COTELO (EC) —El comisionado parlamentario para el Sistema Carcelario, Juan Miguel Petit, está muy preocupado por lo que viene ocurriendo en los módulos 8, 10 y 11 del Comcar, el complejo carcelario de Santiago Vázquez. La descripción que hizo la semana pasada, cuando lo entrevistamos aquí en En Perspectiva, nos golpeó a todos los que lo escuchamos. Allí, en esa parte del Comcar, en lo que va del año, cinco personas murieron en episodios violentos y otras 50 fueron heridas con arma blanca. El cuadro que se vive implica una serie de violaciones a los derechos humanos, no solo por el lado de la violencia, sino también en materia de hacinamiento, encierro, ocio absoluto y obligado.
Sin embargo, a pocos metros de eso que algunos podrían definir como un infierno, hay un lugar donde cabe la esperanza. Me refiero al Polo Industrial que funciona en el Comcar desde el año 2014 y por el cual pasan a diario más de 400 personas privadas de libertad que buscan la rehabilitación a través del trabajo.
El mes pasado Rosario hizo una primera crónica sobre este lugar. En ese momento nos quedó claro que valía la pena conocer más a fondo esta experiencia. Por eso llegamos hasta aquí el viernes y dedicamos varias horas a preguntar, ver, dialogar. Y hoy volvimos, para conversar con sus protagonistas y, sobre todo, para contárselo a ustedes.
Estamos con dos de esos protagonistas. Jaime Saavedra, adscrito al ministro del Interior y a quien todos definen como “el padre de la idea”… ¿Puede ser?
JAIME SAAVEDRA (JS) —No, hubo una serie de encuentros con personas muy experimentadas en el trabajo penitenciario y entre todos fuimos dándole forma a este sueño en acción que es el Polo Industrial hoy.
EC —También está conmigo Daniel Garay, director general del Polo Industrial.
Empecemos por la explicación básica: ¿qué es este Polo Industrial?
JS —Empezaría por una cuestión un poquito filosófica o vinculada al corazón o a los sentimientos. Lo definiría como un sueño que quiere transformarse en acciones que contribuyan a que el Uruguay sea un poquito mejor y un poquito más integrado. Y en lo que tiene que ver con nosotros, trabajando desde este territorio muchas veces tan áspero que es el sistema penitenciario, pero en el fondo lo que nos vincula a todos es tratar de que en Uruguay vivamos un poquito más armoniosamente.
EC —¿Cómo aparece esta idea? Estamos hablando del año 2014. ¿Se gestó en ese mismo momento?
JS —No, fue todo un proceso en el que fuimos viviendo experiencias puntuales y en el que el sueño del Polo Industrial fue tomando forma. Empezamos con algunas obras de refacción de la estructura del sistema para mejorar la habitabilidad, porque las estructuras estaban colapsadas. Entonces se mejoró el módulo 7, que es uno de los módulos donde viven algunas de las personas privadas de libertad que trabajan en el Polo Industrial; se hizo el módulo 4, e hicimos una experiencia en Canelones. Y el sueño fue creciendo hasta que nos vimos en la necesidad de tener esta planta física que hoy nos cobija. Hoy ya tenemos un programa más consistente, más armado, con más proyección de futuro.
EC —En síntesis, ¿qué tipo de rubros están representados acá como opciones de trabajo?
JS —Hay cuatro componentes. Uno es el componente obras, hay personas privadas de libertad, operadores penitenciarios y policías que trabajan juntos para la refacción de la estructura del sistema, arreglando módulos, generando estructuras nuevas, arreglando esta planta física.
Otro componente tiene que ver con el espacio cultural, tratar de desarrollar actividades que rescaten ese conocimiento que todos tenemos de que uno necesita de la cultura para promoverse, para desarrollarse, para ser más feliz, y ese territorio es muy olvidado insólitamente dentro del sistema penitenciario. Uno escucha música y sale distinto de como entró, uno lee un libro y sale distinto de como entró, pero esa experiencia, que es evidente para todo el mundo, acá es olvidada y nosotros tratamos de potenciarla.
Otro componente son los emprendimientos institucionales, toda aquella cosa que podamos hacer que sirva para que la gente trabaje, para que la gente se capacite y para abaratar costos la hacemos acá y no la compramos. Por ejemplo, las ollas, los bloques, las rejas, la pintura, detergente, en fin, todas estas cosas que ustedes vieron el otro día.
El otro componente es el espacio privado. Felizmente tuvimos la suerte de que al día de hoy dos empresas privadas con las mismas condiciones de las que están instaladas afuera trabajen aquí con nosotros en su emprendimiento y les den tareas a las personas privadas de libertad.
Y el último componente, que se va a inaugurar a la brevedad, es una suerte de pequeña UTU, que va a estar financiada por el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop). Se pondrá en funcionamiento si Dios quiere el mes próximo y allí se van a desarrollar 19 capacitaciones. Todo con el objetivo de este programa de ayudar a que la gente que pase por aquí una vez que salga en libertad no nos vuelva a visitar.