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Entrevista central, miércoles 19 de abril: Ana Lima

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Entrevista con la doctora Ana Lima.

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EN PERSPECTIVA
Miércoles 18.04.2017, hora 8.24

EMILIANO COTELO (EC) —La marcha que el 8 de marzo pasado reunió a decenas de miles de personas en la avenida 18 de Julio tuvo ayer su primer efecto concreto a nivel parlamentario: después de una discusión que llevó más de un año, el Senado aprobó por unanimidad un proyecto de ley que tipifica al femicidio como figura penal.

El debate sobre la introducción de este término en el Código Penal uruguayo lleva ya mucho tiempo. Todos coinciden en que es imprescindible trabajar para disminuir el número de mujeres asesinadas en casos de violencia de género, pero muchos entienden que una ley como esta no va a cambiar la realidad de manera sustancial.

¿Cuál es la utilidad de esta reforma?

Vamos a conversarlo con la doctora Ana Lima, abogada experta en derecho penal y en derechos humanos de las mujeres, exjueza en lo penal y actual coordinadora nacional de CLADEM (Comité de América Latina y Caribe para defensa de los Derechos Humanos de las Mujeres).

Usted se ha expresado a favor de introducir el concepto de femicidio en el Código Penal uruguayo. ¿Por qué?

ANA LIMA (AL) —Por las razones que he dado cuando hemos conversado sobre el tema. Porque es necesario visibilizar la conducta, una conducta que rechazamos, no digo yo, sino toda la sociedad. El Código Penal es en principio un cuerpo legislativo que sanciona conductas que, el mensaje es claro, la sociedad no acepta. Son delitos cometidos en este caso contra la vida. Y específicamente parece que, lamentablemente, es necesario que lo tengamos como una conducta criminal más.

EC —Hay discusión al respecto. Por ejemplo, quienes se oponen a que se incorpore la noción de femicidio al Código Penal sostienen que no va a cambiar de manera clara, notoria, la situación de la violencia de género en Uruguay, ni los asesinatos de mujeres por esta causa. Básicamente, manejan dos motivos. Uno, porque, en general, el agravamiento de las penas no disminuye la delincuencia; dos, porque el hombre que es capaz de pensar en asesinar a una mujer porque ella lo abandonó (un hombre que puede llegar a guiarse por aquello de “serás mía o de nadie”) no tiene en cuenta qué pena, qué castigo le va a tocar si después lo arrestan. Es más, destacan que muchas veces ese hombre, después de matar a su expareja, directamente se suicida. ¿Entonces?

AL —Me sorprenden algunas cosas. Primero, las organizaciones feministas nunca hemos planteado el agravamiento de penas, nunca hemos planteado que la solución pase por agravar las penas. Me sorprende que algunos juristas –ayer escuché a uno en el informativo de Subrayado– recurran a la explicación de que incluir el femicidio no va a abatir el número de femicidios ni los va a eliminar. Jamás hemos dicho ni creído que por la sola ley vamos a lograr revertir un fenómeno que es mucho más complejo, que es estructural, que requiere respuestas integrales de los Estados. Diría que nuestra gran apuesta a ir cambiando esta situación es la ley integral contra la violencia doméstica.

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