Entrevista con el presidente de la Cámara de Industrias, Washington Corallo
EN PERSPECTIVA
Miércoles 22.02.2017, hora 8.21
EMILIANO COTELO (EC) —¿Cómo está hoy la industria nacional? ¿Qué posibilidades tiene por delante?
El caso de Fanapel, una fábrica emblemática del interior del país que a comienzos del año anunció el cierre de sus operaciones, replanteó la discusión sobre la viabilidad de una parte de la industria uruguaya.
Aunque las últimas cifras muestran un repunte moderado en la actividad del sector, varios empresarios han advertido sobre los problemas de competitividad que enfrentan.
¿Qué dice la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU)? ¿Cómo observa esta situación? ¿Cuáles son las posibles soluciones?
Vamos a conversarlo con su presidente, Washington Corallo.
¿Qué importancia le adjudica al cierre de Fanapel?
WASHINGTON CORALLO (WC) —Le adjudicamos la importancia que corresponde no a un hecho aislado, sino a un hecho concatenado con otros factores que están pesando en la industria. No es solamente Fanapel que presenta problemas, en los últimos tiempos han cerrado muchas industrias; no vamos a dar los nombres, en otras entrevistas ya hemos hablado. Mucha industria uruguaya está cerrando y hay razones, desde problemas de competitividad, que son los claves en este momento, hasta problemas de acceso a mercado que han sido originados por políticas de países vecinos, por la caída de nuestro socio del Mercosur, por menor demanda interna. El caso de Fanapel es la gota que rebasa el vaso, porque es algo que se venía anunciando, hace tiempo que venimos anunciando: crónica de una desindustrialización en Uruguay. Entendemos que la industria es una parte muy importante de la economía, no solo por el peso que tiene en ella, que tal vez no sea tan relativo como el de otros sectores, sino por la capacitación, la tecnificación y la preparación que le da a la gente que trabaja en ella.
EC —¿Para usted, vivimos un proceso de desindustrialización?
WC —Sí, hace 15 años la industria tenía una incidencia en el producto del Uruguay –la industria directa más el efecto de la industria satélite que la alimenta vía servicios– cercana al 17 % y hoy está pesando 10 %-11 % en el producto del país. Es algo que viene pasando. Cuidado, hablamos de desindustrialización a nivel global; como pasa en todos los ámbitos de la economía, también hay sectores industriales que han crecido, como el sector alta tecnología en medicamentos, algunos sectores químicos o el propio sector de la madera. Pero en contrapartida tenemos muchos rubros industriales y muchas gremiales con problemas, como vestimenta, textiles, fabricación de neumáticos, autopartes. Hay un montón de sectores que están cayendo.
Históricamente, en evaluaciones que realizaba la CIU, un 30 %-32 % de las gremiales o de los sectores estaban creciendo bien y un 30 % estaban prácticamente con un crecimiento plano, creciendo un 1 %, con lo cual el 60 % del aparato productivo del Uruguay –un poquito más del 60 %, según la época que se estudiara– estaba en una perspectiva buena, y había, como siempre hay, un 30 % de sectores de la actividad con problemas. Hace cuatro o cinco meses llegamos a tener el 80 % de los sectores de la industria con problemas. En los últimos meses ha habido una pequeña reversión.
EC —Según los datos que divulgó el Instituto Nacional de Estadística la semana pasada, en el promedio del año 2016 la actividad en la industria se mantuvo prácticamente en el mismo nivel del año anterior, del 2015. Hubo una variación de apenas 0,3 %. Aunque, si sacamos del análisis a la refinería de Ancap, hubo una retracción de 1 % en el promedio 2016 contra 2015. De todos modos, sobre fines del año 2016 se notó un crecimiento. Según el estudio que realiza Deloitte del llamado núcleo industrial (la industria uruguaya sin considerar la refinería de la Teja ni las plantas de celulosa y PepsiCo, que están en zona franca) la industria creció 6,7 % en diciembre respecto al mismo mes del año anterior. Deloitte entiende que se trata de una tendencia que seguramente se mantenga en los próximos meses. Parece, entonces, que estamos ante un punto de quiebre.
WC —No es bueno evaluar las estadísticas solamente en un período. La capacidad de la industria, dado el peso que tiene la formación de ese núcleo industrial, la preparación y el tiempo que lleva, no se puede medir de un año a otro. De tres años para atrás la industria ha venido cayendo lentamente desde el pico máximo, que fue 2012-2013. Lógicamente, el país no se para del todo, llega un punto en que empieza levemente a nivelarse. Nuestros estudios dan que hemos caído un 1,1 este año, cuando el año pasado habíamos caído cerca de 4 %; obviamente está mejorando algo.