Entrevista con Oscar Gil, Ylva Lucena, Salomón Rivas.
EN PERSPECTIVA
Miércoles 31.05.2017, hora 8.21
EMILIANO COTELO (EC) —Algunos llegan en avión, pero muchos eligen, incluso, recorrer más de 7.000 km por tierra. La mayoría son menores de 45 años, con formación universitaria, y buscan en nuestro país el futuro que no consiguen en el suyo. Estoy hablando de miles de venezolanos que han emigrado recientemente a Uruguay.
Se trata de un fenómeno cada vez más evidente, sobre todo en Montevideo, y que ha venido en aumento a medida que se agrava la crisis política y económica en Venezuela.
Según informó al Parlamento el subsecretario de Relaciones Exteriores, José Luis Cancela, la inmigración de los venezolanos a Uruguay aumentó de manera sensible en los últimos años: en 2016, de las residencias solicitadas al gobierno casi la cuarta parte correspondía a venezolanos, y este año 2017 se espera que arriben unos 2.500.
Les propongo conocer cómo viven los venezolanos entre nosotros, por qué han venido, cómo los ha recibido nuestro país, qué perspectivas tienen para sus futuros.
Para eso, nos acompañan Ylva Lucena, que tiene 31 años, nació en Caracas, y hace un año y tres meses que reside en Uruguay.
Oscar Gil, que tiene 35 años, nació en Puerto Ordaz, estado Bolívar, y vive en Uruguay desde hace siete años.
Y Salomón Rivas, 45 años, que proviene de San Antonio de Los Altos, en el estado de Miranda, y está en nuestro país desde setiembre de 2015.
Para empezar, les propongo que hagamos una breve presentación de cada uno de ustedes.
Oscar es sociólogo egresado de la Universidad de Oriente, en Venezuela. Actualmente trabaja en Uruguay como guardia de seguridad en el Casino Parque Hotel. Además, es hijo de uruguayos. Contanos, ¿cuándo y por qué llegaron tus padres a Venezuela?
OSCAR GIL (OG) —Mis papás se fueron de aquí en el año 78, por un proyecto hidroeléctrico que se hizo allá, la represa del Guri, en el sur del estado Bolívar. En esa época de proyectos faraónicos en América Latina se contrataba mucho personal de estos lados porque era calificado y en nuestro país en esa época no había personal para ese tipo de labores. Se requirieron profesionales de 200 y tantos países, y Uruguay y Argentina enviaron mucha gente. Mi mamá y mi papá llegaron allá, el proyecto era por dos años, esos dos años se convirtieron en 34 y nunca se fueron. Hicieron de Venezuela su tierra, allá nacimos nosotros dos, somos dos hermanos, allá nos criamos, allá estudiamos. Dentro del país nos movilizamos bastante porque mi papá como buen extranjero tuvo trabajo en muchos sitios por el tipo de calificación que llevaba.
EC —¿Dónde está tu familia hoy, esa familia?
OG —Regados. Porque allá se quedó mi hermano con su hijo, yo me vine con mi mamá, mi papá falleció allá y allá quedó. Afortunadamente todas las hermanas de mi papá estaban acá y fueron ellas quienes nos trajeron. Porque hoy por hoy para poder salir del país alguien del exterior te tiene que comprar el pasaje y acá se lo pagas como puedas.
EC —¿Tu familia era chavista? ¿Cómo te definías políticamente?
OG —De izquierda convencido. Le trabajé al Estado siete años, siempre critiqué las prebendas, siempre critiqué eso de dar sin que el pobre buscara su propia manera de subsistir, siempre choqué con las altas esferas del poder por eso, y en muchas oportunidades me negué a ir a marchas porque siempre dije que las marchas no resolvían nada en el país. Y por negarme a ir a las marchas y por negarme a ene cantidad de cosas que se le ocurrían al chavismo recalcitrante ortodoxo, incluso perdí el trabajo, lo recuperé años después. Es muy difícil ser una persona de izquierda crítica dentro del chavismo y ahora dentro de este madurismo decadente que tenemos.
EC —Tú trabajaste para el gobierno como sociólogo.
OG —Claro.
EC —¿Por ejemplo?
OG —Fui trabajador social asignado por el estado de Amazonas por la Corporación Venezolana de Guayana, que es una empresa del Estado que explota los recursos minerales que están al sur del Orinoco.