EC —Sobre ese punto en particular, la situación del sector lácteo y esa idea de que el Poder Ejecutivo adelante el pago del dinero que Venezuela debe por las exportaciones de esos productos, además de hacer la declaración pública que hizo, ¿habló con Vázquez?
JM —No, no, estábamos en semana de Carnaval, el ministro del ramo andaba por Moscú, por ahí. Esto se va a dilucidar la semana que viene, el Gobierno tomará la decisión que crea más conveniente. Nosotros lo único que instrumentamos es ser un vehículo y llamar la atención sobre la importancia del problema. Porque si usted es triguero o sojero o maicero, si es agricultor, tiene flexibilidad, si un año los números no le cierran no planta y de repente pone en el campo algunos terneros o hace pastoreo, etcétera. Pero si usted es tambero no tiene punto de flexibilidad, o atiende a las vacas… se podrá deshacer de algunas viejas, podrá achicar ciertas cosas, podrá gastar un poco menos en semillas, en fertilizantes, pero las tiene que atender. Y si decide largar el negocio no tiene más retorno, porque liquida las vacas y un tambo no se construye en un año, en dos, en tres, en cinco. Es un largo proceso biológico. Si perdemos eso en el país que tiene el mejor costo por litro de leche producido en el mundo… La leche es protegida en el mundo como nada, porque nadie quiere que la mamadera dependa de la importación, por eso el mercado internacional no es claro y hay que lidiar con los excedentes y con fenómenos críticos. En fin, es un asunto complejo.
Quiero llamar la atención de que en un momento de crisis hay que ayudar a aguantar. Pero esa deuda no significa que el Estado tenga que agarrar US$ 90 millones y entregárselos a la lechería. Significa gotear por mes mientras se va dando el cobro. Gotear para resistir; el problema no es resolver, es durar en el tiempo para que la gente no liquide el tambo. Los precios tendrán que variar, porque la historia indica eso, ha sido así. Siendo diputado fui a discutir esto con Bensión ante una crisis similar que hubo de precios internacionales. Tenemos que ayudar a que el sector resista sin perder lo fundamental, el punto de arranque, que son los tamberos.
EC —Le preguntaba si sobre este tema en particular había hablado con Vázquez porque también se informaba que en esta nueva actitud, en este nuevo vínculo entre ustedes dos, está previsto que se reúnan, que tengan un contacto más fluido que antes.
JM —Sí, cuando pase la semana de Carnaval –no tenía intención de andar arruinándole la licencia al presidente ni nada por el estilo– voy a intentar hablar y voy a intentar hablar con el ministro. Pero en realidad no es una invención mía, esto surge de los propios gremios que están metidos en esto. Hay un instituto, el Inale (Instituto Nacional de la Leche), que tuve el honor de contribuir a fundar, que ha analizado prolijamente [la situación] desde el punto de vista técnico, y creo que no hay que subsidiar, pero hay que ayudar en esto. Y no significa tirar plata en saco roto, por el contrario. Veremos.
EC —¿Cómo se traduce esa nueva relación Mujica-Vázquez o MPP-Gobierno a la hora de resolver cómo se plantará el FA la semana que viene cuando se va a discutir en el Senado el resultado de la comisión investigadora sobre Ancap?
JM —¡Ah, verá una vez más la maravilla del FA! Porque es así, es crítico, tiene diferencias internas, pero cuando tiene que asumir un papel de responsabilidad encuentra caminos de entendimiento. Es evidente que hay una percepción hija de la realidad que se tiene que reflejar, cualquiera sabe que el costo del combustible y el costo de la electricidad no son un problema solo de las empresas que están involucradas, son además un problema de la economía del país. Por lo tanto ninguna de las empresas puede fijar por sí sola el precio con relación a sus costos, sino que Economía tiene que intervenir, porque esas decisiones repercuten en toda la economía. Pero a su vez, las decisiones que se toman en Economía tienen que tener en cuenta la peripecia de los costos de las empresas.
Esta contradicción que puede existir en determinado momento es la que complica la visión, y seguramente habrá que reflejarla en la discusión parlamentaria. No más que eso, porque Uruguay va a seguir teniendo ese problema hacia delante. Si fuera una empresa privada, fijaría los precios por sus costos internos, pero la repercusión que tienen la electricidad o el combustible obliga a que Economía tome parte en el asunto, porque tiene que preocuparse por la marcha de la macroeconomía y ver cómo repercute en eso. Esto está patente en estas cosas. Si se reconocen costos o se transfiere un costo o no, por ejemplo la distribución, eso va a influir en el balance de la empresa, pero si lo cubre va a influir en el precio que le está cobrando a la gente y eso repercute en la macroeconomía. Esa es la contradicción, creo que el informe tiene que reflejar esas cosas.
EC —Ahí toca el punto que por lo visto es el neurálgico en las diferencias que se están dando entre el Frente Liber Seregni (FLS) por un lado y el grupo de Sendic y el MPP del otro, por simplificar. Desde este segundo sector se ha planteado atribuirles al astorismo y al equipo económico del Gobierno anterior la responsabilidad por los déficits de Ancap por aquello de que no se reconocían determinados costos a la hora de fijar los precios de los combustibles. Mientras que desde el FLS, y en particular Astori, se habla con insistencia de errores que se cometieron en la conducción de la empresa, en particular una política de inversiones que estaba fuera de control, el manejo financiero, etcétera.
JM —Creo que fui claro en que creo que en el manejo financiero no tuvimos la solvencia previsora de que el dólar se movía hacia arriba y que el endeudamiento en los bancos en plazos cortos era negativo, tal vez habría que haber manejado la cosa distinto. Pero esto lo digo con el diario del lunes, carguemos con la responsabilidad de ese error.
EC —Eso tiene que estar reconocido en el informe…
JM —Yo lo reconocí públicamente, yo qué sé si está en el informe, hay cuatro compañeros que lo están redactando con todos los aportes, los que hizo el astorismo y los que hicieron otros sectores. A esta ahora están redactando la forma final del documento, no le puedo decir cómo es, pero hago plena confianza en los compañeros. Me representa Agazzi en esa comisión, si quiere más claridad pregúntele a él.
EC —¿Para usted fue un error o un acierto que el FA habilitara la creación de la comisión investigadora sobre Ancap?
JM —Veo la necesidad de tener mecanismos de investigación, pero hace mucho tiempo que no veo el mecanismo de las comisiones investigadoras. Por la experiencia que fui acumulando con los años y el trabajo en las distintas peripecias de las distintas investigadoras, he llegado a la conclusión de que es un mecanismo que no sirve, que habría que tener un mecanismo como otros que inventó el Parlamento, de asegurar investigación pero por gente que esté para eso y en eso. Los luchadores políticos somos malos investigadores.
EC —El FA en el pasado utilizó el sistema de comisiones investigadoras que hoy rige. Es más, está claro que le sirvió desde el punto de vista de su crecimiento electoral, etcétera.
JM —Sí, por eso mismo, porque viví el pasado y tengo conciencia de ese pasado he llegado a esa conclusión. Qué le vamos a hacer, estoy convencido. Pero los compañeros piensan distinto.
EC —¿Es su pensamiento, simplemente? Escuchándolo podría pensarse en que el MPP propusiera una reforma del instrumento de las comisiones investigadoras.
JM —Yo soy una figura importante pero no soy un mandamás, alguna vez me reúno con la dirección del MPP, cada dos o tres meses, cuando mucho. No identifique todo lo que hace el MPP con lo que se me ocurre a mí.
EC —Ese dato llama la atención, no es el que la gente imagina, el tipo de vínculo.
JM —Porque no soy un […] mando, ya le dije en la etapa de la vida que estoy. Estoy en un tránsito, estoy preocupado por los que van a levantar los carteles cuando no esté.
EC —Entre paréntesis, ¿se retira del Senado efectivamente en el mes de abril como parte de ese proceso de renovación del MPP?
JM —Tengo la intención. En el mes de abril tengo un viaje largo a Japón, eso es lo que pienso para retirarme.
EC —¿No vuelve entonces a la banca en la Cámara Alta?
JM —Bueno… yo hoy pienso que no, tengo que seguir discutiendo con los compañeros porque tengo algunas retrancas, pero mi intención es que se acabó la historia.
EC —Se había anunciado que usted se iba ahora, que Agazzi lo hacía en el 2017 y Lucía Topolansky en el 2018.
JM —Sí, eso es lo que pensamos, esos son los pasos estratégicos que estaremos dando atrás de un reposicionamiento hacia el futuro. Después están la voluntad de los organismos colectivos, las discusiones, todo eso, en fin. Pero para mí ese es el rumbo.
EC —Y si efectivamente deja la banca, ¿cómo va a encarar la política de ahí en adelante?
JM —Desapareciendo un poquito más todos los días. Salvo en una cosa: intentar hablar todo lo que pueda con los jóvenes, particularmente universitarios, de nuestra América y del mundo, que van a ser los herederos de un futuro. Pienso que aquel proletariado de mi juventud, de mameluco y gorra de vasco, es historia, que el nuevo proletariado se está gestando en la base de las nuevas universidades, porque la calificación, el avance tecnológico es brutal y va a requerir mano de obra cada vez más calificada. Ese va a ser el grueso de la fuente de trabajo, va a tener otras claves y va a pertenecer a otro mundo. Y tal vez por el grado de instrucción, de cultura y de conocimiento básico que va a tener que manejar, puede estar mucho cerca de nuestras ilusiones que nosotros mismos.