Entrevista con José Minarrieta, médico presidente de la Regional Montevideo del Colegio Médico del Uruguay.
EN PERSPECTIVA
Viernes 28.07.2017, hora 8:30
EMILIANO COTELO (EC) —¿Conocen a alguien que se haya certificado por enfermedad por más días de los que les correspondían recurriendo a algún médico amigo? ¿O a alguien que haya simulado padecer un dolor para tener algún día libre en el trabajo? Apuesto a que sí, porque ese es un hábito bastante común en Uruguay, pese a los perjuicios que eso causa a las empresas y al Estado.
Para atacar esta patología, el Colegio Médico del Uruguay lanzó la semana pasada una campaña que busca sensibilizar a los doctores y a la población sobre las consecuencias de solicitar y firmar una certificación por enfermedades o síntomas que no son tales.
[Audio campaña]
¿Cuánto vale la firma de un médico? la firma de un médico equivale a incontables años de estudio y prácticas dedicadas a su formación, pero también podemos ver su valor con otro enfoque. Pensemos en la fuerza de desarrollo de nuestro país, que la producción sea rentable, los servicios eficientes y que Uruguay goce, en parte de una economía saludable. Entonces, ¿los médicos serían responsables de nuestro progreso? No directamente, pero sí son parte de una cadena y tiene gran incidencia: decidir entre una sociedad más o menos activa. Veamos parte del problema: el certificado médico. éste tiene como objetivo la recuperación del paciente mediante la ausencia…
[Fin audio]
Vamos a conversar sobre esta iniciativa con el doctor José Minarrieta, presidente de la Regional Montevideo del Colegio Médico del Uruguay.
En primer lugar, le pido una puntualización breve sobre qué es el Colegio Médico del Uruguay, una institución relativamente nueva, ¿no?
JOSÉ MINARRIETA (JM) —Sí, es una institución que tiene cinco o seis años fue creada por ley, es un organismo público no estatal creado para que los médicos nos autorregulemos desde el punto de vista de la ética profesional y de la calidad de nuestra asistencia.
ROMINA ANDRIOLI (RA) —¿Qué los llevó a lanzar esta campaña ahora?
JM —Esta es una campaña que en realidad nosotros la iniciamos el año pasado con una jornada que hicimos en la Fundación Peluffo Giguens, donde estuvieron el BPS, el Sindicato Médico, pero también profesores de medicina laboral. Entendemos que la firma de un certificado implica, de alguna manera, un compromiso con lo que uno está firmando. La impresión que tenemos es que se maneja con cierta liviandad el hecho de pedir certificado médico para eximirse de actividades, ya sea laborales o de otro tipo, que se ha convertido en un hábito de funcionamiento hace décadas. Consideramos necesario revalorar el valor de esa firma para que realmente se trate de un documento que certifique una verdad.
RA —¿Faltaba una campaña así? ¿Lo que buscan es, de alguna manera, hacerse responsables de su parte del problema?
JM —Sin duda, queremos recordarle al médico esta situación, responsabilizarnos de lo que firmamos y, por lo tanto, extremar las precauciones para constatar que lo que se está firmando sea cierto.
RA —Vale recordar el procedimiento para que se otorgue una licencia por enfermedad. La ley establece que el trabajador de la actividad privada que quede impedido de trabajar por razones de salud tiene derecho desde el cuarto día de la enfermedad inclusive, y en caso de internación desde el primer día, a percibir una prestación en dinero, equivalente a 70 % de su salario básico más la cuota parte del aguinaldo correspondiente a ese período. Para acceder a este derecho, el trabajador debe tener una cotización de 75 jornales, o tres meses en la empresa. ¿Cómo es el trámite? La certificación por enfermedad es ingresada directamente al sistema informático del BPS por la institución de salud y es deber del trabajador informarle a la empresa que se encuentra enfermo y que va a estar ausente. A los tres días, el trabajador debe comunicarse con el BPS para elegir el lugar donde va a cobrar el subsidio. En los últimos años se ha dado una modificación en la forma en que se tramita el certificado, de alguna manera se ha agilizado. Antes de 2010 la persona tenía que ir hasta el BPS, hoy eso ya no está presente, es la institución médica la que envía el documento al BPS
Este asunto de las certificaciones médicas se ha estado discutiendo mucho en los últimos tiempos a propósito de los números, que han preocupado a las autoridades. Un informe de la CEPAL que fue publicado en mayo de este año arrojó que las solicitudes de licencias por enfermedad se elevaron de 62.675 por año en 2005 a más de 137.000 en 2010, y que en 2015 superaron las 270.000. Sin embargo, el informe concluye que no se pudo comprobar que existiera un “abuso” del beneficio por parte de los trabajadores ante el BPS. ¿Qué dimensión le dan ustedes al problema?
JM —En realidad estos aumentos de cifras que tú mencionás, que son ciertos, el BPS los ha manejado en múltiples oportunidades, son simplemente un dato de la realidad. Eso no quiere decir que nosotros estemos interpretando que ese porcentaje de aumento se deba a certificaciones por simulación ni mucho menos, nosotros pensamos que ese es un tema minoritario. El hecho de que hayan aumentado las certificaciones de alguna manera también puede estar transmitiendo un aumento de la cobertura, una mejoría de los derechos al subsidio o de los pagos. Creo que son buenos datos, positivos. Sí estamos llamando la atención sobre que, independientemente de los números, sabemos, por la práctica diaria de cada uno de nosotros, que existe un hábito de buscar, en un mínimo de casos, certificaciones que serían por enfermedades simuladas. Pensamos que este es un hábito que transciende lo laboral, que se ha instituido durante décadas y que empieza desde la escuela, cuando uno pide para [no] ir a gimnasia, a piscina o al baby fútbol, muchas actividades para los niños o liceales, que el reflejo es: conseguite un certificado médico. eso es lo que sucede. Pensamos que eso termina llegando a la edad adulta de esa manera y mucha gente entiende que la forma de eximirse de alguna actividad es buscar rápidamente un certificado médico con alguna excusa. No creemos que esto sea ni mayoritario ni que suceda en un porcentaje apreciable, tampoco lo sabemos, sería imposible de saber, pero sí queremos que los médicos seamos conscientes de esa realidad y que la población también lo sea.