EC —Desde que asumió como intendente, en julio del año pasado, usted ha insistido en que la prioridad era generar fuentes de trabajo. Un gran desafío, porque faltan industrias y desde hace unos meses se suma la depreciación del real, que afecta al comercio. Según el último dato del ingreso mensual promedio de las familias, Artigas está en el lugar 15 de los 19 departamentos. ¿El empleo es el mayor problema hoy en Artigas?
PC —Sin lugar a dudas. Permanentemente recibimos gente –nosotros no nos escondemos, charlamos con toda la gente– y la emergencia laboral que tiene Artigas es impresionante. Ahora los canteristas de ágatas y amatistas enviaron a casi el 90 % del personal al seguro de paro, esa gente tiene sueldos que para lo que se paga acá en Artigas son muy buenos, entonces eso también le viene dando un golpe económico importante al departamento. Tenemos la diferencia de precios con Brasil, que no se nota tanto en vestimenta, en ropa, sino en los comestibles, eso hace una sangría diaria de dinero que deja de circular en Artigas y se nota mucho.
EC —¿Tiene el dato actualizado del desempleo en Artigas?
PC —Lamentablemente siempre tenemos el mayor índice de desocupación. Hemos buscado y estamos buscando por todos los medios que Artigas sea atractiva para los inversores. Vamos a hacer gestiones con la gente del Centro Comercial de Bella Unión y una comisión de turismo para ver si en el predio que era de Calvinor se pueden explotar las aguas termales con la realización de termas. Creo que hoy por hoy a Artigas lo que más le conviene desde el punto de vista económico es tener un atractivo turístico para la triple frontera. Tenemos frontera con Brasil y con Argentina y está cerca Asunción del Paraguay, entonces vamos a buscar por ese lado.
EC —El año pasado cuando conversamos con usted, hablando sobre el problema de desempleo endémico en Artigas, usted señalaba la conveniencia de impulsar el sector minero para agregar valor a las piedras, que son uno de los rubros de exportación. Para empezar a generar un cambio en esa situación había iniciado unas gestiones en Presidencia, esperaba un acercamiento para el mes de noviembre. ¿Qué pasó? ¿Hubo algún avance?
PC —No, se convocó a una reunión en noviembre, pero quedó trunca porque hubo un problema de comunicación entre el ministerio y los pedreros de Artigas. Fuimos los diputados, el senador y yo, pero faltaron los pedreros y quedó para otra oportunidad.
EC —¡Qué increíble! Un problema de comunicación para una reunión que hay que hacer en Montevideo, con los traslados correspondientes… No se hizo en noviembre ¿y todavía por ahora no hay fecha?
PC —No, los mineros tienen una entrevista con el ministerio y el domingo va a haber una reunión. Creo que tienen más tiempo que los otros. A nosotros nos perjudicó porque tuvimos la primera creciente en diciembre el día 17, paró el 22, el 23 se vino el aluvión de agua y hasta el 4 de enero estuvimos abocados a los inundados, a la entrega de comida, a realojar a la gente. Ojalá que comencemos el 2016 con un buen diálogo y que la industria minera de Artigas vuelva y supere lo que era anteriormente.
EC —En aquella entrevista usted contaba que había conocido Soledad, una ciudad de 31.000 habitantes en Brasil, adonde va el 75 % de la piedra que exporta Artigas. Y decía que allí tienen cerca de 4.000 empleos en forma directa y en forma indirecta 12.000 personas, por lo tanto “si aprovechamos el impulso de la actividad minera generaríamos mucha mano de obra”, sobre todo teniendo en cuenta que la amatista de Artigas es considerada una de las mejores del mundo, muy superior a la amatista que se saca en Brasil. ¿Esto es factible? Hasta ahora lo que se hace es exportar la piedra y se la procesa en Brasil. ¿A Brasil le interesa que se la procese acá?
PC —Obviamente no, pero nosotros tenemos que buscar las soluciones con el gobierno central. Tenemos las tarifas más caras que Brasil, tenemos el combustible más caro que Brasil, el Banco de Previsión Social también incide y bastante. Además en Brasil, en Soledad, tienen un sistema de comercialización que para la gente de Artigas es imposible aguantar. Ellos venden a los mercados de China y Taiwán con nueve meses de plazo, y en Artigas el canterista vive por semana, cuando sale el lunes con su gente ya tiene que ir pagando todo lo que concierne a alimentación, adelanto de sueldo, y el viernes cuando llega con sus piedras la necesidad económica a veces lo hace vender más barato, y al no poder aguantar la piedra, porque necesita caja, se hace muy difícil ser competitivo.
EC —No sabía que era tan entreverado el asunto.
PC —Entre explosivos, combustibles, personal y todo, las canteras tienen un gasto fijo muy importante. Si en una semana no encuentran piedras importantes es un costo que pierden, al no tener piedra el viernes se les hace muy difícil subsistir.