Entrevista con Manuel Martínez, director regional para América Latina de DJI, y Alejandro Ferrari, vocero de la Asociación Uruguaya de Drones.
EN PERSPECTIVA
Viernes 31.03.2017, hora 8.42
EMILIANO COTELO (EC) —Cada vez están más presentes. En una fiesta, en un partido de fútbol, en una manifestación… Casi en cualquier concentración de gente. Pero, además, aparecen con frecuencia observando y captando en detalle movimientos de personas y de automóviles o tomando fotos panorámicas… Ya es una costumbre que, al mirar al cielo, nos encontremos con un dron.
Estoy hablando de esos pequeños artefactos voladores no tripulados que son controlados de manera remota, desde tierra. Sus funcionalidades son muy variadas. Habitualmente los asociamos a filmaciones o registros fotográficos, pero son capaces de prestar una gran variedad de servicios en distintos sectores de actividad.
Esta semana tuvo lugar un taller denominado “Oportunidades en el aire. Integración de drones en la trama productiva y de negocios”, organizado por el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM).
En ese encuentro, participaron protagonistas relacionados con estos aparatos en Uruguay y, además, un representante de la empresa china DJI, especializada en la fabricación y venta de drones para fines civiles, que acapara cerca del 70 % de ese mercado a nivel mundial.
Esta mañana vamos a conversar con ese invitado que llegó del exterior, que es el director general para América Latina de DJI. Se trata de Manuel Martínez, quien fue durante varios años nuestro corresponsal en Brasil.
También nos acompaña Alejandro Ferrari, vocero de la Asociación Uruguaya de Drones (AUD).
Manuel, qué sorpresa saber de tu presencia esta semana en Uruguay, no por asuntos periodísticos, sino por tu nuevo sombrero. Te has puesto tantos sombreros en la vida… Empecemos por aclarar que brasileño no eres.
MANUEL MARTÍNEZ (MM) —En los papeles sí.
EC —Naciste en El Salvador.
MN —Nací en El Salvador, tengo sangre nicaragüense, nacionalidad brasileña y, gracias a Dios, soy corinthiano.
EC —Ya metiste el fútbol. ¿Durante cuántos años viviste en Brasil?
MN —Del 77 al 2007, 30 años. Después me fui a vivir a China dos años. En esos 30 años que estuve en Brasil me fui a vivir un par de años en Europa, en México, Estados Unidos, pero siempre tenía mi base en Brasil. Y gracias a Dios he tenido la oportunidad de tener la adjudicación de ser ciudadano uruguayo.
