Entrevista con la profesora Laura Motta, consejera del Codicen.
EN PERSPECTIVA
Viernes 04.02.2016, hora 8.15
EMILIANO COTELO (EC) —El comienzo del año lectivo trajo algunas novedades. No solo transcurrió en una relativa calma en la relación entre autoridades y sindicatos, que hacía años no se veía. Además, la fecha elegida fue más temprana que lo habitual, como una de varias medidas destinadas a ganar días de clase. Y, por otra parte, las autoridades destacaron el alto nivel de asignación de horas docentes, tanto en primaria como en secundaria.
De todos modos, en los gremios hubo reparos a este clima de optimismo. Distintos voceros han dicho, por ejemplo, que el adelanto del inicio ha derivado en dificultades administrativas y cargos sin cubrir. Otros advirtieron que más días de clase no garantiza mayor o mejor aprendizaje.
Teniendo en cuenta que hoy es viernes, aprovechamos para pasar raya a esta semana en estos temas. Para eso estamos con la profesora Laura Motta, consejera en el Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Nacional (ANEP).
Me dio la impresión de que el Codicen, los consejos desconcentrados y el propio presidente de la República se preocuparon por que este comienzo de clases marcara un contraste fuerte con el clima de conflictividad y la pérdida de clases que pautaron el año pasado, 2015. ¿Había una preocupación por ese lado, efectivamente?
LAURA MOTTA (LM) —Sin duda que luego de un año como el año pasado, en que se desarrollaron varios conflictos y afortunadamente logramos llegar a fin de año con acuerdos, había un empeño especial en comenzar las clases con otro tono. Porque cuando en un país se dice que está todo mal, que la educación está mal, que los niños o jóvenes no pueden estar, también hay un convencimiento, sea como sea la situación, de que eso es así. No solamente es la realidad, sino también la forma en la cual esa realidad se presenta y se mira.
En ese sentido estamos haciendo muchos esfuerzos, y no solo las autoridades, todos los que estamos involucrados en la educación, para que esto no sea así. Porque todos los uruguayos queremos que la educación sea buena y que los niños y jóvenes tengan la oportunidad de estudiar con tranquilidad y recibir lo mejor que el país puede darles. En ese sentido es que hemos trabajado fuertemente y hemos trabajado todos.
EC —Vamos a verlo en detalle, vamos a tratar de recorrer lo que se hizo. Complementando lo que usted señalaba, de algún modo abonando esa impresión que yo mencionaba, tomo unas declaraciones del presidente del Codicen, Wilson Netto, que dijo que las clases comenzaban bajo la premisa de lograr “trayectorias continuas, completas y protegidas”. ¿Qué quiere decir eso?
LM —Esa es una de las metas que nos hemos propuesto, que la educación mire al estudiante, no se mire a sí misma cómo está organizada administrativamente en primaria, secundaria, UTU. Es un cambio sustantivo, es dejar de mirar desde lo administrativo para mirar desde la persona. Y mirar desde la persona también significa mirar desde cómo una familia que tiene un hijo, un joven hace ese trayecto, va acompañando.
En ese salto entre primaria y secundaria muchas veces el estudiante y la familia quedaban solos, y a veces era casi un salto al vacío, sabías que del otro lado había algo pero tenías que llegar. Con esto de trayectorias educativas pretendemos que lleguen al final de la educación obligatoria, esto es, al sexto año de educación media, que se complete el ciclo obligatorio. Y que sean trayectorias protegidas porque desde la educación, desde los centros educativos, desde el conjunto de las acciones acompañamos para que la trayectoria sea completa, para que más niños y jóvenes lleguen al final.
Ya desde el año pasado hemos identificado algunas poblaciones que tienen más problemas en este sentido y se ha creado una dirección nueva de Integración Educativa, que tiene competencia de trabajo en todo el país con aquellas poblaciones que territorialmente congregan mayor cantidad de jóvenes particularmente y jóvenes que se desvinculan más fácilmente. Están trabajando desde mayo, junio del año pasado, coordinando con otros organismos del Estado, como el Ministerio de Desarrollo Social (Mides), el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) y otros organismos que tienen que ver con esto. Porque cuando los jóvenes dejan primaria en general uno piensa “todos se inscriben” en secundaria, pero no necesariamente. Nosotros sabemos quiénes dejaron primaria, quiénes aprobaron sexto año, y a aquellos que no se inscriben los vamos a buscar. Jóvenes en Red, del Mides, que ya venía desarrollando un trabajo similar, está trabajando con nosotros para irlos a buscar.
Allí interviene el programa Orientación Educativa, que estaba en la órbita del MEC, de la ANEP. No todos los jóvenes saben qué es lo que quieren hacer, desde hace mucho tiempo el país ofrece muchas opciones, pero si no son conocidas no sirven de mucho. Entonces Orientación Educativa hace entrevistas, ve cuáles son las necesidades y se facilita el ingreso a secundaria, a UTU, a los Cecap, al lugar que se vea que es más provechoso para ese niño de acuerdo con él o con la familia.
Luego hay un trabajo que está pautado por los referentes de Integración Educativa en el territorio. Se hizo una convocatoria a docentes, asistentes sociales, educadores sociales, etcétera, para que también actúen sobre esta situación en los diferentes departamentos.
La pretensión y la meta es que todo joven esté en alguna propuesta educativa, porque entendemos que ese vínculo con el docente, sea cual sea la propuesta educativa, es el que permite que los jóvenes culminen la educación media.
EC —En particular están implementando sistemas que permiten seguir de cerca el ausentismo. Cuando el alumno está participando, está concurriendo por ejemplo a un liceo, pero empieza a faltar, ¿ahora lo van a poder detectar a tiempo? ¿Qué cambios hay en esa materia?
LM —Ya se vienen desarrollando desde hace varios años algunos programas informáticos. Uno permite tener la información, buena información, en el momento justo. Para eso tenemos una georreferenciación de los centros educativos, tenemos un programa que nos permite ver las características del centro georreferenciado, por tanto sabemos exactamente dónde tenemos centros, qué características tienen, qué alumnado, etcétera.
Por otra parte, desde hace ya varios años se está implementando en primaria el programa Gurí, que es un registro de alumnos muy completo vía informática. Estamos sustituyendo aquellas grandes planillas, libros del alumno en soporte papel que requerían todo un procedimiento bastante largo, porque había que hacer copia del libro cuando pasaba de una escuela a otra, y las inspecciones recibían los datos muchas semanas o meses después. Con esto se logró tenerlo en tiempo real. Quiere decir que un inspector puede conocer, por ejemplo, qué alumnos asistieron, en qué momento, a una escuela.
EC —¿Y en secundaria qué pasa?
LM —En secundaria y en UTU también se empezó a trabajar. Ya tenemos consolidados los sistemas de informática de las bedelías tanto de UTU como de secundaria –en el cual todavía se sigue trabajando, porque tiene mayor complejidad– para tener estos datos de los estudiantes informatizados.
Además de eso, se trabajó en el Registro Único del Alumno, un programa que permite que los datos de primaria pasen a secundaria y media. Aquello que nos pasaban de primaria cuando los alumnos entraban a secundaria, que recibíamos después de cuatro meses, cuando ya conocíamos a los alumnos, hoy los profesores lo tienen en tiempo real. Eso nos permite seguir estas trayectorias.
EC —Pero en particular en cuanto al ausentismo…
LM —Ese es otro programa.
EC —… ¿en secundaria van a pasar lista con tablets, por ejemplo?
LM —Justamente, en esto de seguir las trayectorias una de las cuestiones en las que tenemos que trabajar es lo que se llama la alerta temprana. Alerta Temprana es un sistema mediante el cual la educación puede saber cuáles son los estudiantes que están en riesgo de desvincularse. Esto no es una cosa que no exista en el mundo, hay en otros países, Francia, Colombia, con los cuales tuvimos oportunidad de trabajar para ver cómo lo implementaban ellos, y a partir de eso se creó el sistema nuestro. Se hace el seguimiento de las ausencias de los estudiantes. Antes el adscrito, el profesor, pasaban la lista con una tabla, había unos papeles en los que se registraba el número del alumno que faltaba. Hoy esto se está sustituyendo por las tablets, la tablita por la tableta.
EC —Tienen la información día a día, la pueden procesar día a día.
LM —Se puede procesar día a día.
EC —¿Qué se hace después con el sistema de Alerta Temprana?
LM —La ausencia de un estudiante puede ser causada por una enfermedad, por algún problema, por problemas familiares. Esas ausencias de pronto son continuas, falta un día, dos días, tres días, una semana. Allí tenemos una serie de cargos docentes que están trabajando en docencia indirecta, como los adscritos, los profesores orientadores pedagógicos y una serie de otros cargos que se comunican con las familias, con las casas para ver qué es lo que está pasando.
Pero hay otro tipo de inasistencias que a veces pasaba desapercibida, porque el alumno faltaba uno o dos días en una semana y la otra semana faltaba otros dos días, y así. La inasistencia intermitente. Esto también es un indicador de que hay una posibilidad de desvinculación. Cuando alguien pasa la lista por semana de pronto no nota eso, pero cuando uno ve el registro completo de ese alumno puede observar conductas que permiten que se actúe antes de que haya una desvinculación real.
EC —¿Ahora sí el sistema está en condiciones de actuar ágilmente?
LM —El sistema está informáticamente en condiciones. Por suerte la informática no lo hace todo y necesitamos también a los humanos que ingresen los datos. Porque uno podría pensar: ya está, informatizamos todo y con eso solucionamos todos los problemas.
EC —No, lo que es un hecho es que con el desarrollo de la tecnología, y sobre todo con todo lo que ha avanzado el Plan Ceibal en primaria y también en secundaria, ya no hay excusa para que la información se maneje lentamente. Ahora la información está, está día a día, el asunto es qué capacidad de procesamiento y sobre todo de actuación termina teniendo el liceo, por ejemplo.
LM —Hay dos cosas. La primera es que esto implica generar rutinas diferentes en los centros, culturalmente esa sustitución lleva su trabajo. Lo que pasó en primaria, que llevó un tiempo prolongado que los maestros se adaptaran al sistema y demás, también sucede acá. Lo que es claro es que esto llegó para quedarse, no es que estemos probando a ver si lo dejamos. Podrán tardar un poquito los ajustes en cuanto al uso, pero llegó para quedarse.
Lo segundo es que, una vez que está esta información, tenemos que tener los mecanismos claros, los procedimientos que se siguen en cada caso para poder hacer que esta alerta temprana efectivamente dé como resultado evitar la desvinculación en esto que es la concurrencia al centro educativo como primera medida.
Después tenemos otros indicadores, por ejemplo los resultados educativos. Si un joven no tiene buenos resultados se desanima y seguramente está más propenso a desvincularse. Pero principio tienen las cosas, estamos empezando por las inasistencias.
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EC —Mencionábamos esta definición del presidente del Codicen: “Las clases comienzan bajo la premisa de lograr trayectorias continuas, completas y protegidas”, y hablábamos de la preocupación de no perder jóvenes, de que continúen dentro del sistema, por ejemplo en el pasaje de primaria a secundaria, etcétera. En ese contexto, pregunta un oyente qué pasa con las inscripciones en UTU, los cupos, las colas. Ahí hay como una paradoja: 1.600 jóvenes todavía están esperando un lugar en UTU, se anotaron y no hay cómo dar satisfacción a esa demanda. Veía unas declaraciones del director de UTU: “Con lo que cuesta hoy estimular a los chiquilines a estudiar y hacerlos entender la importancia del estudio, donde nos dilatemos mucho en la respuesta, sabemos que el desestímulo los gana enseguida”. Ahí tenemos 1.600 que quieren estudiar y no hay cómo darles respuesta.
LM —Es un tema muy complejo. Para estudiar en la UTU se requiere una infraestructura específica de talleres y demás. Eso hace que los cupos, también por una cuestión de protección de los estudiantes –cuántos pueden estar en un taller, cuántos pueden estar trabajando con determinadas herramientas–, sean limitados. Todos conocimos clases en la Universidad en que se sentaban en el piso, en las escaleras o en donde sean; también supimos conocerlas en secundaria. Hoy eso está fuera de todo, pero yo que trabajé muchos años en secundaria puedo decir que no había bancos. Hoy esa situación no está presente en nuestro sistema educativo.
Pero sí hay que tener cupos para determinados cursos que son muy requeridos porque están vinculados a la inserción en el mercado laboral, en esos es que tenemos listas de espera en las cuales se está trabajando para poder dar cabida. Sí tenemos cupos para que todos los jóvenes estén en alguna plaza educativa, pero de pronto hay más jóvenes que quieren inscribirse en una determinada orientación y no lo pueden hacer.
EC —¿Qué alternativa se les va a ofrecer? La solución no puede ser que se queden boyando en la calle, en la vereda, en el barrio, sin estudiar.
LM —No, las plazas educativas para que todos los jóvenes estén en clase existen.
EC —¿En UTU?
LM —En media.
EC —De acuerdo, pero si el joven quiere estudiar en UTU…
LM —Para cubrir eso tenemos las plazas. Nos pasa también en los liceos, de pronto hay más jóvenes que quieren asistir a un determinado liceo y ese liceo está a tope, entonces se los deriva a otros. Es una cuestión común en la educación. Y a veces un joven dice “a mí me queda bien el turno…”. Son cosas que conocemos y que nos han pasado a todos como padres, como docentes.
Estamos permanentemente analizando la demanda. UTU tiene una forma de trabajo muy interesante, lo que llaman el planillado: Planeamiento de UTU se mueve por todo el país determinando cuáles son los cursos que se van a abrir al año siguiente de acuerdo con las demandas que hay en ese lugar. Eso se conversa no solamente a la interna del sistema educativo, sino también con los actores locales que también van indicando cuál es la demanda según cómo se va desarrollando en esa parte del país. Ese trabajo ya se hizo, se hace de setiembre-octubre a noviembre, para determinar los cursos.
Aun así, aun con todo ese estudio que se realiza, pasan estas cosas, la gente hace cola porque no quiere perder el lugar, porque quiere algún tipo de centro determinado. Por ejemplo Prevencionista no es un curso de educación básica y obligatoria, sin embargo las colas son enormes porque hay muchos jóvenes que quieren hacerlo. No hay lugar para todos en este momento, pero está claro que lo que nosotros tenemos que garantizar es la enseñanza obligatoria y que tener cursos abiertos para que todos puedan estudiar.
EC —Veía declaraciones de Miguel Venturiello, consejero de UTU, que señalaba “en una semana tenemos que tener una solución”.
LM —Esa solución puede ir por los caminos que mencionaba.
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EC — Laura Motta es profesora de Educación Media mención inglés, graduada en el Instituto de Profesores Artigas (IPA). Luego, Licenciada en Educación opción investigación por la Universidad Católica Dámaso Antonio Larrañaga (UCUDAL). Desde el año 2008 hasta el presente se ha desempeñado como Coordinadora del Programa de Políticas Lingüísticas y del Programa Uruguay Estudia. De 2008 a 2010 fue, además, consejera en el Consejo Directivo Central de la ANEP; de 2010 a 2015 consejera en el Consejo de Formación en Educación; y en marzo de 2015 fue designada nuevamente como consejera en el Consejo Directivo Central de la ANEP.
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EC —Hablemos de estas medidas que se han puesto en práctica este año, en el comienzo de los cursos, medidas “de ordenamiento”. ¿Qué importancia le asignan al aumento de la cantidad de días y horas de clase? Parece que allí pusieron un énfasis.
LM —Sin duda. En esto es muy importante resaltar el porqué. Porque no está establecido exactamente cuánto debe permanecer un estudiante en clase en términos pedagógicos, pero sí sabemos con claridad, y en eso no hay ninguna discusión en el ámbito pedagógico, que la relación entre el estudiante y el docente es lo que permite generar los aprendizajes. La mediación del docente es fundamental para el logro de los aprendizajes. Si no fuera así, uno diría ¿para qué existen las escuelas, para qué existen los liceos?, podríamos implementarlo desde otros lugares. Eso también se da, pero hoy sabemos que ya no es como era a principios del siglo XX cuando todo el conocimiento era el que se impartía en los centros escolares.
Hoy la información es muchísima, todos estamos muy bombardeados, incluso se habla de una intoxicación de información. Entonces ¿cómo hace una persona para discernir cuál es la información valiosa? ¿Cómo hace para seleccionar esa información y transformarla en conocimiento? ¿Cómo hace para transformar ese conocimiento en saber? Esos son los procesos por los cuales un docente media. Entonces no alcanza con que estén cerca de la información o tengan acceso; que es muy importante, porque tener acceso a la información es democratizar la información, pero también se necesita transformarla en conocimiento y saber. Eso es lo que hacen los docentes día a día en las aulas. Entonces que haya un contacto prolongado, continuo entre los docentes y los estudiantes es importante.
EC —Para primaria se ha fijado un objetivo de 190 días de clase, que es una mejora con respecto a años anteriores.
LM —Sin duda. Es una mejora tanto en épocas normales y de tranquilidad, sin conflictividad, y sin duda es un paso enorme respecto a épocas de conflictividad. En el caso de primaria, según el programa, es el Consejo el que tiene que fijar la cantidad de días de clase. Por eso se fija la fecha de inicio, porque la pretensión es llegar a los 190 días de clase en el año.
EC —Han tomado varias medidas, por ejemplo la reducción de las vacaciones de invierno.
LM —Exactamente.
EC —Pasan a ser de una semana.
LM —Son varias medidas. También hay que ver los orígenes de estas vacaciones. En principio hubo orígenes vinculados a situaciones sanitarias que se daban en esa época del año. También sabemos que es necesario un corte para maestros y alumnos a mitad del año, eso se da en todos los sistemas educativos del mundo; en general se da un período más largo en verano y uno más corto en invierno. Lo que se intenta es que efectivamente haya un continuo de aprendizaje y que los niños, particularmente en el caso de primaria, tengan también ese corte, pero más reducido.
EC —Por otro lado, ustedes trabajaron para reducir al mínimo los grupos de primaria sin maestro en el comienzo de clases y las horas de clase de secundaria sin asignar. Parece que el comienzo en este 2016 fue interesante en esta materia. ¿Cuáles son las cifras finales? Porque entre lunes, martes hubo polémica.
LM —Cifras actuales, verificadas ayer a la noche: 50 cargos de inicial y 22 cargos de común en primaria. Esto es antes de que se dé el paso de convocar a docentes del interior del país, que es lo que se va a hacer ahora, se va a convocar a docentes de Tacuarembó, de Rivera y de Artigas. Pero este número de cargos sin completar, que se van a completar prontamente –ya lo hemos hecho otros años así–, significa menos de 1 % del total de cargos de todo el país. Y cuando digo menos de 1 %, es un 0,0… algo.
EC —Estos cargos se van a cubrir con maestros que no tienen trabajo en sus departamentos y van a venir a la capital con algún tipo de apoyo, supongo, del Consejo de Primaria, del Codicen.
LM —En principio lo que se les ofrece concretamente son pasajes de ida y vuelta dos veces al mes, eso ya lo tienen asegurado. Estamos trabajando para ver si podemos tener otras ofertas para quienes no tienen dónde alojarse y demás.
EC —¿También se va a convocar a maestros jubilados?
LM —Hacemos siempre el mismo recorrido: primero los maestros efectivos concursados que no tienen cargo, después maestros que fueron titulados y no concursados y luego maestros jubilados.
EC —¿Qué pasa mientras tanto en secundaria?
LM —En secundaria tenemos una situación también prácticamente histórica en cuanto a la asignación de horas. Tenemos 17.000 horas sin cubrir. Uno dice “qué barbaridad”, pero en el total de 327.000 y algo de horas tampoco llegan al 1 %. Esto no quiere decir que no haya preocupación por aquellas clases que no están cubiertas. Se van a cubrir, todavía no se han agotado todos los procedimientos para cubrirlas, porque al principio del año están cubiertas. Por ejemplo en el caso de Inglés, cuando se iban a iniciar las clases se dio un hecho histórico: estaban todas las horas cubiertas, no había pasado nunca. Pero se inician las clases e inmediatamente hay licencias, se presentan o se generan situaciones porque los docentes también son personas que tienen determinadas condiciones que hacen que de pronto puedan no estar en condiciones. Ahí se genera otra vez un número de horas vacantes, que de pronto son suplencias, pero están vacantes, por lo cual se tiene que apelar nuevamente a los procedimientos. Quiere decir que si bien todavía queda un remanente de horas por asignar, los números de asignación de horas son excelentes para lo que han sido los últimos años.
EC —¿Cómo se van a cubrir las horas que hoy están sin profesor?
LM —Vamos a seguir los procedimientos que están establecidos en las circulares de secundaria en este caso, que establecen con claridad, igual que en primaria, efectivos primero, luego titulados no efectivos, no concursados y luego las listas de aspirantes interinos, que tienen también sus categorías. A medida que se van agotando se puede hacer un llamado complementario por el año.
EC —Y mientras tanto, ¿qué hacen los alumnos que no tienen esas clases?
LM —Justamente, por eso es que hemos determinado que todos los alumnos estén todo el día en clase.
EC —Esa es otra de las medidas que han adoptado, que el alumno tiene que permanecer en el liceo durante todo el turno, incluso en esas horas que pueda tener vacantes. ¿Cómo se cubren esas horas?
LM —Por ejemplo, a un liceo de la Costa de Oro que siempre había tenido problemas de asignación hoy le faltan dos horas –hay que ponerlo en términos de qué es lo que pasa en los liceos–, en el liceo de La Floresta faltan dos horas por cubrir. Esas dos horas son cubiertas por los adscritos, por los profesores que están en el centro, hasta tanto sean cubiertas por la asignación de horas. Pero no es una cuestión terrible, porque son importantes la asignatura y los conocimientos de la asignatura, pero hay una formación que dan los docentes que están a cargo de los grupos, sean o no de la especialidad. El adscrito educa, enseña, forma a los estudiantes en muchos otros aspectos que son también muy necesarios.
EC —Está bien, pero se supone que si está prevista una materia, el alumno tiene que recibir conocimientos de esa materia. Entonces, la materia Inglés, ¿cómo la termina adquiriendo ese alumno al que le tocó la mala suerte de que no esté el profesor designado?
LM —Un caso es cuando la situación no es definitiva. La semana que viene estas situaciones van a estar cubiertas, solucionadas. Hoy estamos a viernes, la semana que viene va a estar solucionada.
Y para cuando tenemos falta de profesores hemos estado –en el caso de Inglés particularmente– piloteando posibilidades de realizar cursos con profesores remotos. No podemos asignar esas horas, pero tenemos profesores que están en otro lugar, que no podrían estar en esa clase y por eso no toman esas horas. Para esos casos ha desarrollado en Uruguay una metodología absolutamente original –para el Uruguay y para el mundo– que implica el trabajo con docentes remotos. En el caso de primaria esta metodología y esta modalidad de abordar la clase se viene implementando en cuarto, quinto y sexto, porque teníamos un problema de falta de profesores de Inglés muy importante para universalizar en esos grados. Este año ya está sucediendo, estamos universalizando. Tenemos una forma de abordar la clase que implica que un profesor que está en otro lugar, lejos del salón, pero que tiene el equipamiento que está en todos los liceos, las escuelas técnicas, los centros de formación docente y los puntos donde esos docentes dan clase.
EC —El docente de Inglés da clase desde un liceo a alumnos de otro, lo hace por Internet, por ejemplo.
LM —Por ahora el docente remoto tiene que ir específicamente a puntos focales.
EC —¿También está la posibilidad de que el docente dé la clase desde su teléfono móvil, por ejemplo?
LM —Estamos trabajando en eso. Justamente, hace dos semanas asistimos a una presentación de Ceibal de una modalidad que permitiría realizar una clase remota desde un teléfono móvil, desde una tablet o desde una computadora. Esto significa también una preparación de los docentes para abordar una forma diferente de relacionamiento con los estudiantes. Todos sabemos que hoy en día el avance de las computadoras, de Internet y de las comunicaciones a través de elementos móviles permite un acercamiento bien distinto del que teníamos antes. Antes si no teníamos esta charla personal como tenemos ahora parecía que no era posible. Hoy hay otros métodos que nos acercan, nos acercan a nuestras familias que están en el exterior, nos acercan a personas que antes no soñábamos con alcanzar, y también nos dan una posibilidad, en lo que es el hecho educativo, de acercar un profesor a un grupo de alumnos.
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EC —Hemos estado repasando algunas medidas, que podríamos llamar de ordenamiento, que los consejos desconcentrados y el Codicen han preparado para este comienzo de cursos del año 2016 (aumento de la cantidad de días y horas de clase previstas para este año; reducción al mínimo de los grupos de primaria sin maestro y de las horas de clase en secundaria sin asignar; medidas para seguir de cerca el ausentismo tanto de alumnos como de docentes; concentración de las clases de secundaria de lunes a viernes y en lo posible no programar materias para los sábados, dejando ese día para actividades dedicadas a los docentes; obligación de que los alumnos permanezcan en el liceo durante todo el turno, y para el caso de faltas de maestros o de profesores, la posibilidad de recurrir a docentes que desarrollen su tarea de forma remota, eventualmente desde una tablet o desde un teléfono móvil).
Todo eso está muy bien, es muy bienvenido, pero no alcanza. Supongo que también están trabajando en el fondo del asunto. Por ejemplo, Tabaré Vázquez habló en la campaña electoral de cambiar el ADN de la educación uruguaya, y hoy la columna del doctor Guillermo Fossati en El Observador dice: “Nos debemos un debate serio sobre cuestiones que refieren a cómo lograr motivación, cómo enseñar mejor para que se pueda aprender mejor”. Sobre esta parte, quizás la más compleja, ¿algunos titulares hoy para desarrollar otro día?
LM —En la educación llegar a hablar de estas cuestiones parecía imposible. Siempre hablábamos de los edificios, de la falta de profesores… Hoy estamos llegando a hablar de lo que realmente importa. Quiere decir que hemos transitado un camino que nos permite ordenar y saber que están las condiciones de educabilidad dadas para poder abordar con seriedad los problemas educativos y las transformaciones de fondo.
Si hay un cambio sustantivo que debe darse en este Uruguay es entender que la educación obligatoria dejó de ser solamente primaria. Este tal vez sea el cambio más importante. Antes todos sabíamos en Uruguay que todos tienen que terminar primaria, pero no existe esa conciencia de que todos tienen que terminar secundaria o UTU, educación media. Es un cambio muy importante. Muy importante para los jóvenes, muy importante para las familias, muy importante para los docentes. La educación secundaria surge y nace como una educación propedéutica para la universidad. Es más, surge en el seno de la Universidad de la República, luego se desprende, pero esa idea de que es propedéutica sigue presente en secundaria.
De allí al día de hoy ha habido un tránsito muy importante que no siempre se ha acompañado con los recursos necesarios y demás. Hoy tenemos un presupuesto que seguimos diciendo que no es suficiente para todo lo que tenemos que hacer, pero que es muchísimo mejor, ampliamente mejor que lo que teníamos en otros momentos. Y con esto no quiero decir que quienes estuvieran en esos momentos no intentaran hacer las cosas y dar soluciones.
EC —En busca de resultados, ¿por dónde viene lo principal?
LM —Hablábamos de la motivación, un tema sumamente importante. Todos sabemos que aprendemos lo que queremos aprender, no lo que nos quieren enseñar. Por tanto la motivación es importante y generar en este mundo de hoy, tan mediado por las imágenes, por la inmediatez, por el cambio rápido, adecuarnos a esto, también significa cambiar las formas de establecer la clase.
Voy a poner solamente un ejemplo. Yo hice preparatorio en aquel momento de Arquitectura, estudiábamos Historia del Arte y teníamos que imaginarnos las obras de arte tal como las describía el profesor porque no siempre teníamos la posibilidad de verlas. Hoy cuando uno va a una clase de arte se encuentra en general un cañón o un televisor en el que se están proyectando las imágenes. Eso hace que uno pueda visualizar mejor. Eso tiene que darse y sin duda es mucho más motivante que tratar de escuchar a un profesor. También hay profesores excelentes que con el relato logran motivar al alumno. Quiere decir que no hay una sola forma de motivar, no es solamente la imagen, no es el cambio permanente, sino que es esa llegada que tiene el profesor al alumno de varias maneras, cada docente tiene que encontrar su forma. Pero tiene que encontrar su forma atendiendo también a cuáles son las formas de aprender de sus estudiantes, que son distintas, y no hay un único estudiante, sino que hay una multiplicidad de estudiantes distintos.
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Transcripción: María Lila Ltaif