Entrevista con el ingeniero Daniel Martínez, intendente de Montevideo.
EN PERSPECTIVA
Viernes 09.10.2015, hora 8.00
EMILIANO COTELO (EC) —Este martes el intendente Daniel Martínez presentó uno de los planes más importantes de su administración. Se trata del Fondo Capital, un fideicomiso de US$ 250 millones de dólares destinado a financiar 17 proyectos de infraestructura de alto impacto para la ciudad de Montevideo.
Por ejemplo, se prevé construir en la bahía del Cerro una nueva rambla costanera y un centro cívico cultural, completar las obras de la Unidad Alimentaria en el oeste de la capital y transformar el parque Lecocq en un centro de conservación de flora y fauna.
El anuncio no demoró en generar polémica. Ayer aquí en En Perspectiva y en el semanario Búsqueda, el diputado colorado Guillermo Facello denunció que Martínez había obtenido los votos de la oposición necesarios para este proyecto ofreciendo cargos a varios ediles de la Concertación.
De todos estos temas vamos a conversar con el intendente Daniel Martínez.
En primer lugar, una definición general de lo que es el Fondo Capital.
DANIEL MARTÍNEZ (DM) —Lo dijimos durante la campaña, creemos que Montevideo está en un momento histórico en el que tiene que dar un salto cualitativo en su infraestructura, solucionando algunos viejos problemas pero también proyectándose al futuro. Las llamamos las inversiones para el Montevideo del siglo XXI. En definitiva Montevideo como ciudad capital tiene la obligación de ser parte de un país que avanza en un sentido de excelencia, de calidad, de solución de problemas. Eso implicaba tener la misma actitud que tuvieron los hombres de principios de siglo XX, cuando, entre otras cosas, hicieron el Palacio Legislativo, y la rambla Sur, con un empréstito a 40 años. O sea durante 40 años generaciones pagaron esa rambla Sur, que disfrutaron las generaciones de esos 40 años y la seguimos disfrutando nosotros, y otras muchas inversiones. Entendíamos que había que dar el salto cualitativo.
La disponibilidad que queda del presupuesto de la Intendencia para inversiones es relativamente importante, pero no da para hacer ese shock de inversiones, por lo menos lo que entendíamos básico de ese conjunto de inversiones, por lo tanto había que buscar formas de financiamiento. Una parte la vamos a recibir –que ya reducía los US$ 500 millones iniciales– del gobierno central sobre la base de un acuerdo que se logró en el Congreso Nacional de Intendentes (CNI), avalado por todos los intendentes del interior, de no hacer el recálculo de los índices de reparto de fondos para las intendencias que establece el artículo 214 de la Constitución. Recálculo que implicaba que la Intendencia de recibir el 12 % pasara al 19,8 %, al 20 %. Ya que no se toca eso…
EC —¿Por qué no se toca eso?
DM —Porque hubo un acuerdo, porque eso implicaba que 15 departamentos del interior perdieran algo, algunos más, otros menos, pero perdían. Los fondos que da el gobierno central, por el artículo 214 de la Constitución, llegan a significar en algunas intendencias más del 70 % de lo que ingresa, y en casi todas, salvo Maldonado, que está en 30 % y algo, arriba del 50 %. Por lo tanto el CNI, la oposición y el resto de los departamentos acordaron: no tocamos el reparto, pero admitimos que sobre todo para Montevideo y un poco para Canelones haya algún rubro del gobierno central.
Eso se restaba al Fondo Capital. No sabemos cuánto va a ser, pero va a andar en el orden de los US$ 100 millones. Pero para lo que queríamos los recursos no alcanzaban. Con lo cual trabajamos colectivamente casi 50 horas, desde 19 horas que dedicamos en un día y medio a trabajar, la famosa ida a Piriápolis… Cuánta pequeñez, ¿no? ¿Cuántos de esos que decían que habíamos ido a descansar habrían trabajado 19 horas en un día y medio, y en parte un sábado…?
EC —Se refiere a críticas que existieron…
DM —Las pequeñeces.
EC —… al hecho de que se fuera a otro departamento y que se contratara un alojamiento, etcétera, cuando en Montevideo tenía su posibilidad. Fue eso, ¿no?
DM —Sí. Eso es al revés de lo que se hace. El otro lugar que manejamos, pero estaba ocupado, fue Minas, el parque de UTE. Porque es lo que se busca, irte de lo cotidiano y que nadie te venga a buscar ni a tocar timbre. Está en la tapa del libro, cualquiera que sepa lo mínimo de lo que se busca en estas instancias de gestión empresarial sabe que es así. Hay que estar muy desinformado o ser muy malintencionado para poner otra cosa.
Hicimos eso, sumamos horas, tres sábados trabajando el equipo, el gabinete, más muchas más horas de trabajo de cada área, y llegamos a una serie de propuestas. Creo que la suma inicial de lo que se quería hacer daba US$ 1.200 millones. Obviamente, había cosas que hasta físicamente no era posible hacer.
Entonces decidimos elegir algo que se pudiera hacer con esos US$ 450, US$ 600 millones, con lo que va para las alcaldías y algo más, y sin considerar la inversión privada, que también va a haber, que va a sumar –esperemos– más de US$ 200 millones por otro lado en otros proyectos.
Llegamos al Fondo Capital, necesitamos disponer de US$ 250. Aparte, tener un crédito mayor implicaba comprometer demasiado la capacidad de inversión de futuras administraciones, lo cual desde el punto de vista republicano y ético no me parecía…
EC —Pero durante la campaña electoral usted había manejado que el Fondo Capital tendría US$ 500 millones.
DM —Tú lo has dicho. La inversión global va a ser esa, porque está lo que va a poner el gobierno central, lo que vamos a destinar a las alcaldías, la inversión privada… Va a ser más que eso.
EC —Se había entendido que el fideicomiso iba a ser de US$ 500 millones.
DM —En aquel momento no sabíamos que iba a estar esto del gobierno central. ¿Para qué te vas a endeudar si vas a tener dinero del gobierno central? De todas formas, cuando uno tiene las cuentas finales, cuando no ve un balance frío sino que tiene las cuentas finales, termina viendo realmente de qué sobrante dispone para la inversión. Además quiero decirlo claramente: queremos y vamos a trabajar con déficit cero, con lo cual el espacio de inversión es acotado.
EC —La otra lectura es que usted en la campaña electoral “infló” el anuncio, que quizás sin tener los elementos tiró un número que después no se correspondía con la realidad.
DM —No, el número era el que nosotros pensábamos sobre la base de los proyectos que teníamos. Si tú miras, todo lo que estamos tomando como inversión estuvo en la campaña.
Es cierto que no vamos a hacer ocho plantas preclasificadoras en esta etapa, vamos a hacer dos. Y algunas calles dudo de que se hagan, tal vez sí, ojalá, pero para la unión de camino Carrasco con 8 de Octubre no sé si va a dar; para Garibaldi, que nos encantaría hacerla, no sé si va a dar.
Es cierto. Pero una cosa es mirar una torta cómo está distribuida y otra cosa es conocer el número con su ropa interior. Así que, perdón, gente que piensa mal y que se dedica a atacar en vez de discutir ideas, que puede haber, pero que crea lo que crea. Aparte, ¿vos te pensás que alguien votó porque iban a ser US$ 500 millones? No creo, es demasiado de escritorio y academia.
EC —Si entiendo bien, ese plan que se anunció esta semana tiene dos grandes componentes, por un lado los proyectos involucrados y por otro el sistema de financiamiento que se elige.
DM —Exactamente. Resolvimos que más de US$ 250 millones era irresponsable y no republicano y poco ético en cuanto a qué les dejabas de espacio para hacer inversiones propias a las futuras generaciones, a futuros gobiernos. Por lo tanto teníamos que buscar en este Fondo Capital, este fideicomiso que diseñamos, que incluso va a poder contratar proyectos de ingeniería en algún caso en que no lleguemos a tiempo para hacer alguno de estos proyectos, va a tener bastante libertad para hacer cosas.
Primer criterio, qué poníamos en los US$ 250 millones. Entendíamos por lo pronto que tenían que ser proyectos que tuvieran una vida útil bastante superior a los 20 años. Si este fideicomiso va a ser pagado por 20 años, es importante que la gente que esté pagando dentro de 19 años y nueve meses sepa que está pagando algo que sigue disfrutando. Eso nos pareció conceptualmente básico.
Segundo, la importancia de la institucionalidad y la transparencia democrática, que tuvieran, como todas tienen, las buenas artes, lo que recomiendan los estándares internacionales, un comité de certificación independiente, que hay que contratar, que evalúe los montos, las inversiones, la transparencia, todo, alguien independiente que nos controle. A lo cual le sumamos un comité de vigilancia en el que entendíamos que la oposición tiene que participar, para no acceder a través del pedido del edil sino directamente, en la cancha, poder acceder a toda, absolutamente toda la información y estar viendo lo que se toma en cada decisión.
EC —Ese es uno de los puntos que estuvieron en polémica ayer. Lo cierto es que el fideicomiso incluye un comité de vigilancia en el que participa, en principio, la oposición.
DM —Sí, nadie más que la oposición, la oposición tiene que estar siempre. Entonces en ese marco vimos, con esas características, qué obras. Va a haber más obras, hay gente que dice “en cultura está solo el zoológico –el espacio moderno de animales en libertad en Lecocq– y poco más”. Va a haber cuestiones por diferentes rubros.
EC —Vamos a las obras. Son 17 proyectos, que la Intendencia piensa financiar con este fondo, algunos nuevos y otros no tanto. Porque muchos de ellos ya estaban incluidos en el Plan Montevideo 2030 impulsado por la División de Planificación Estratégica de la Intendencia durante la administración de Ana Olivera…
DM —Claro. Y aparte es lógico.
EC —… un documento que se presentó en noviembre de 2013.
DM —Y tuvo una re-presentación más tarde, sí.
EC —Incluso los ejes rectores del Fondo Capital para definir las obras son los mismos: convivencia, oportunidades, sustentabilidad y participación democrática.
DM —Nos parece lógico, somos una fuerza democrática que quiere transformar este país para dar igualdad de oportunidades en un marco de respeto al medioambiente.
EC —O sea que usted se está apoyando en un trabajo que ya venía de la gestión anterior.
DM —Pero es del Frente Amplio (FA), eso ni lo tiene que decir, yo siempre lo he dicho. Mi programa es el del FA, cada uno le da su encare particular, que fue lo que hicimos durante la campaña.
EC —Y esta vez, ¿cuál es la diferencia? ¿Por qué esta vez se va a poder hacer, se va a concretar?
DM —Hay cuestiones que ya se empezaron. Por ejemplo, el plan Casavalle continúa algo que ya se inició. Para completar el Plan Casavalle se requerirían unos US$ 70 millones más y le estamos [destinando] US$ 30 [millones] a esas obras. Es un plan importante porque es una de las zonas de la cuenca del Casavalle con mayor índice de exclusión social, de desintegración. Por lo tanto creemos que hay que apostar, en ese Montevideo inclusivo, ese Montevideo de la seguridad y la convivencia, el respeto y la tolerancia, a dar igualdad de oportunidades para que todos, no importando en qué barrio nazcan ni con cuántos apellidos, tengan la posibilidad de desarrollarse a partir de sus ganas, sus ganas de pelear la vida y su inteligencia, y no de otros elementos.
EC —El Proyecto Integral de la Cuenca Casavalle, así se llama. En nuestro sitio en internet está la presentación que Martínez realizó el martes, con un resumen de información sobre cada uno de los proyectos.
DM —Exactamente. En la presentación figura US$ 20 millones. Los US$ 70 millones incluían el costo de hacer de vuelta y construir veredas, por respeto a la vida de los ciudadanos, desde San Martín y Aparicio Saravia hasta Domingo Arena, cosa que no existía.
Tres de las obras implican hacer la calle y hacer veredas, porque son avenidas de altísima circulación que no tienen veredas para el peatón. Son ese tramo San Martín y Belloni –lamentablemente la Junta Departamental anterior no aprobó los fondos para empezar esa obra– y camino Cibils, que es otra obra importate que une todo lo que es el oeste del Cerro más Casabó y Santa Catalina, Cotravi y todos los barrios de por ahí, a la conexión, donde está el Maracaná, Maracaná sur y Maracaná norte. ¿Por qué? Porque entendemos que una ciudad que apuesta al futuro no puede tener calles sin veredas, avenidas de altísima circulación. En ese marco se mantuvieron esas con ese criterio, criterio social, de integración, de calidad de entorno.
Estamos haciendo un Sacude 2. El Sacude (Salud, Cultura, Deporte) es una experiencia que se hizo en el Casavalle hace unos años, que ha sido un notable elemento como integrador social, para darles la oportunidad a gurises y gurisas de desarrollar deportes, de acceder a la cultura, de tener atención de salud, calidad de vida, para estar integrados a la sociedad y no expulsados de la sociedad. Queremos hacer uno igual en Flor de Maroñas, una zona que ha crecido mucho, donde vemos que hay crecimiento de los índices de violencia y de exclusión social.
Tenemos proyectos muy variados, como la Unidad Alimentaria de Montevideo (UAN). Implica que el Mercado Modelo deja de estar donde está, deja de generar los problemas que genera donde está, porque la circulación de camiones en esa parte tan céntrica de la ciudad es un problema, pero además está absolutamente superado en demanda por la cantidad de usuarios.
EC —Es un viejo proyecto, un viejo sueño, no sé cómo llamarlo.
DM —Un viejísimo proyecto.
EC —Estaba previsto en este proyecto Montevideo 2030, pero ayer cuando entrevistábamos al diputado Guillermo Facello, él recordaba que lo había propuesto cuando fue director de la Intendencia en los años 87-88.
DM —Está bien. No sé por qué no lo hizo entonces. Porque las hormigas se le comieron el azúcar, es verdad. Y sí, no se pudo hacer, ahora está la disponibilidad. ¿En el medio que se hizo? La Intendencia puso policlínicas porque no había políticas nacionales que atendieran la salud de los montevideanos. Hubo que hacer guarderías, porque la gente de los barrios desposeídos no tenía dónde dejar y darles calidad y aprendizaje en primera infancia a los gurises. Se hizo el saneamiento, obra que todavía estamos pagando, la Intendencia asumió una parte importante de la deuda; es la única intendencia que paga el saneamiento en todo el país.
EC —Lo cierto es que ahora la UAN está ya preparándose. Va a estar ubicada entre los municipios A y G, en el oeste de la ciudad.
DM —Por Melilla, por ahí. Y aparte no alcanza con decirlo, hay un proyecto descomunal, es una obra impresionante, una superficie importantísima que va a permitir tener un área de servicios –va a tener vapor, frío, aire comprimido–, va a tener espacio para los actuales, para recibir y hacer el trasbordo de los camiones que vienen del Montevideo rural, de San José, de Canelones, de los invernaderos de Bella Unión y Salto varios meses al año, para pasar a ser redistribuidos hacia las ferias o los comercios. También va a tener espacio para fraccionamiento, para hacer comida preparada, para agregar valor.
Es un salto cualitativo descomunal, gracias a que hay un proyecto y a que hubo un trabajo serio y no solo anuncios en el pasado. Ahora hay un proyecto, cuando se hizo el llamado especial de interés se superó en casi 20 % los que ya están operando. Es interesantísimo. Eso va a tener US$ 160, US$ 180 millones, tal vez un poco más de inversión privada, US$ 30 millones del gobierno central y US$ 30 millones que va a poner la Intendencia, justamente para que esto se termine de hacer, haciendo una apuesta y un esfuerzo grande para algo que en realidad no es solo Montevideo, es área metropolitana y yo te diría que es toda la nación. Por eso entendimos que hay que hacerlo. El proyecto está, es de los que están para largar. Con suerte lo inauguro yo, hay que ver, porque es complejo.
EC —Es difícil recorrer los 17 proyectos. Llama especialmente la atención el Plan Bahía del Cerro, que también tiene su antecedente, estaba en el proyecto Montevideo 2030. Consiste en un retiro enjardinado en la zona del Cerro que da a la bahía, sobre todo entre las calles Berna y Francia.
DM —Por ahí vamos a empezar. Para quien no conoce el nombre de las calles por la zona, del Estadio Olímpico hasta la planta menor de Fripur –la planta del Cerro, no la planta grande de la Aguada–. No creo que sorprenda, es una viejísima aspiración, de un hondo contenido democrático e inclusivo. Repito: apostemos a la grandeza y no mezquindad de los prohombres de principios del siglo XX que permitieron tener nuestra rambla Sur que disfrutan todos los uruguayos, y hagamos que eso también sea posible en la rambla del Cerro, en un tramo. No nos da para hacer el 100 %, porque tiene que llegar hasta Carlos María Ramírez para ahí engancharse, vía Carlos María Ramírez, a la rambla Capurro, el otro lado de la rambla. Pero apostemos a hacerlo, valorizando la zona, permitiendo la dignificación de la vida, porque eso va a incluir viviendas sociales, centros culturales, centros cívicos. Es una obra maravillosa que no dudo de que vaya a cambiar la histórica y querida villa del Cerro, un lugar precioso para vivir, con gente espectacularmente bien, a la que le va a cambiar la perspectiva. Y va a permitir que todos los montevideanos disfrutemos de otra forma de esa hermosa bahía.
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EC —Vamos a detenernos en un proyecto más, la reformulación del parque Lecocq para transformarlo en un centro de conservación de fauna y flora. Ahí se van a invertir US$ 19 millones.
DM —Eso implica establecimientos gastronómicos, recuperar y hacer mejor los parrilleros, tener a los animales en semilibertad. En Argentina hay un famoso parque, que se llama Temaikén, donde los animales están en condiciones infinitamente más lindas que en el zoológico de Villa Dolores y se los puede ver libres.
EC —Temaikén es la referencia.
DM —Exactamente, es muy interesate. También incluye la recuperación y jerarquización de marinas para generar recorridos en barco por el Santa Lucía. O sea, revitalizar toda esa zona, hermosísima zona. No sé si alguna vez recorriste el Santa Lucía para arriba…
EC —Algunas veces.
DM —Yo una sola vez, pero es de las cosas que antes de morirme espero volver a hacer, porque es maravilloso. Tenemos lugares maravillosos que no aprovechamos. Imagínate un gran parque de estas características en el este de la ciudad, complementado con la recorrida por el río Santa Lucía. Hay incluso un proyecto de Amigos del Riel de poner un trencito que vincule Santiago Vázquez con el parque Lecocq.
Eso no es para el oeste, es para todos los montevideanos, para que puedan tener un lugar de esparcimiento, de compartir familiarmente. Si querés te vas a un restaurante y si no te hacés un asado, en condiciones y con todos los servicios. En ese haber buscado y trabajado tantas horas el equipo, con mucha profesionalidad y seriedad, en lograr que los pesos que tenemos, que son mucho menos de lo que quisiéramos invertir, en aprovecharlos para tener una oferta variada con los criterios que tú marcaste, nos parece una construcción más que interesante.
EC —¿Se completará en este período de cinco años?
DM —Pensamos que sí, que es posible. El fideicomiso tiene dos ventajas. Primero, ese dinero no se mezcla con el presupuesto de la Intendencia, cualquier tentación de desviar recursos de inversiones al funcionamiento es imposible. Y segundo, el fideicomiso puede contratar estudio de ingeniería o de arquitectura para hacer algún proyecto que no dé el tiempo para hacer con los servicios propios de la Intendencia.
EC —¿Es una reforma del Estado indirecta?
DM —No, no es indirecta.
EC —¿Es una “privatización”?
DM —No, no tiene nada que ver, es construcción de obra. La Intendencia no tiene capacidad de obra, es en algunas obras.
EC —Me refiero a utilizar formas de operación que son características de la empresa privada y no tanto del Estado.
DM —Es muy parecido a lo que hizo UTE con los parques eólicos, que ha permitido, gracias a la existencia de un plan, gracias a que hubo gente que no pensó con mente cortita y electoral de dos años, sino en clave de 30 años, aquel Plan Estratégico de Energía de 2008 –me tocó ser el ministro promotor de ese plan– que ha permitido, junto con lo que venía haciendo la UTE, diversificar la matriz productiva y tener hoy energía fotovoltaica, energía de biomasa, energía eólica en valores que nos hacen un referente en el mundo en cuanto a diversificación de la matriz energética. Pensar con clave estratégica.
Lo mismo estuvo planteado acá, obras que van a ser una base para empezar a soñar que podemos construir un Montevideo del siglo XXI de inclusión, de participación ciudadana, de respeto, en definitiva de construcción de futuro.
EC —Dejemos de lado las obras en sí, los proyectos en sí, que da la sensación de que son muy convenientes y necesarios para Montevideo, y veamos el financiamiento, al instrumento de financiamiento. ¿Cómo explica la decisión de armar un fideicomiso, de endeudarse, cuando la Intendencia ya arrastra una situación deficitaria?
DM —Primero, esto está pensado –y es parte de una reducción, de lo que explica la reducción de los US$ 500 millones iniciales a US$ 250– para tener déficit cero.
EC —¿Qué quiere decir? Este año cuando usted asumió la Intendencia tenía problemas de caja para pagar a proveedores. Hubo que pedir un primer préstamo.
DM —Exactamente.
EC —¿Entonces?
DM —Justamente, queremos, y estamos trabajando denodadamente para conseguirlo, transparentizar y reducir el presupuesto de la Intendencia, que es deficitario… Perdón, no es deficitario, pero para que no sea deficitario tenés que sacar inversiones en todo caso. Entonces, como queremos trabajar con déficit cero, apelamos a un instrumento pagable en el largo plazo que genera un compromiso para las futuras intendencias muy diferido en el tiempo, que afecta poco la capacidad de inversión de futuras generaciones y además deja obras que van a aprovechar otras generaciones. Esa es la idea.
EC —¿Va a haber una reducción del presupuesto? ¿Se van a bajar gastos de la Intendencia?
DM —Estamos trabajando para eso, porque queremos liberar lo máximo posible, este es el piso.
EC —La discusión ha estado planteada, sobre todo del lado del excandidato de la Concertación, Edgardo Novick: ¿por qué no pagar esas inversiones con ahorros en los gastos que sí se puede hacer?
DM —Está todo perfecto, hay que conocer los números, me parece, pero bueno… justamente, hay que trabajar con seriedad para reducir gastos, algo que en ninguna organización, pública o privada, no se hace de un día para otro; por suerte la ciudad democrática tiene reglas de juego, reglas laborales. Pero aparte hay que generar transformaciones haciendo mejor lo que se hace, generando una nueva era de transformación de calidad y eficiencia en la Intendencia. En eso estamos embarcados y todo ahorro que tengamos en gestión lo vamos a pasar a las inversiones, no hay ninguna duda.
Ahora bien, nadie puede creer que la Intendencia tenga capacidad de hacer esta inversión con ahorros propios. Porque siempre, en cualquier parte del mundo –invito a entrar a las páginas webs de muchas alcaldías e intendencias del mundo–, la mano de obra tiene un peso muy importante. Y es imprescindible, por la diversidad de actividades que se hacen. Entonces, como eso es algo muy rígido, hay que hacerlo pero lleva tiempo, uno para hacer inversiones que son imprescindibles hace lo que han hecho todas las intendencias del mundo y en Uruguay, porque cuando nos endeudamos para el saneamiento hicimos lo mismo. Un endeudamiento en un quinquenio de US$ 250 millones, que es lo que estamos planteando, no es muy grande, no es mucho mayor –y te diría que es muy parejo– del histórico que han tomado las intendencias y sucesivas y políticamente muy variadas administraciones.
EC —¿Cómo se va a pagar? La idea, por lo que ustedes mismos expresaron, es garantizar el repago al fideicomiso con una porción de los ingresos que le entran a la Intendencia por el Sucive, por la patente de rodados.
DM —Exactamente. Es poco más de la quinta parte, entre 20 % y 25 %. No te puedo decir exactamente porque hasta que no salgamos al mercado no sabemos qué tasa de oferta vamos a tener.
EC —Pero esa plata que ustedes van a destinar a garantizar el fideicomiso hoy va a otros rubros, paga otros gastos de la Intendencia. ¿Entonces?
DM —Va a inversiones, justamente. En definitiva son inversiones que se hacen de forma diferida, y muchas más inversiones, pagando a largo plazo con la característica de que no estamos afectando el futuro porque son obras que van a durar mucho más de 20 años como parte de las condiciones.
EC —La puesta en marcha del fideicomiso, que es la base del Fondo Capital y por lo tanto lo que viabiliza los 17 proyectos, requiere la aprobación de la Junta Departamental con mayoría especial, 21 votos, cuando el FA tiene 18. Hace falta conseguir tres más que obviamente deberían venir del Partido de la Concertación. ¿Cómo los va a conseguir?
DM —Lo que hemos hecho es debatir ideas y plantear ideas. Lo vuelvo a decir, las obras incluidas en este fideicomiso –que no son todas, porque hay más de US$ 100 millones que van a las alcaldías para inversiones, va a haber otro tanto de que podremos disponer nosotros de los recursos que igual sobran en el período, que no gastamos en otras cosas, de ahorros de funcionamiento, más lo que venga del gobierno central– son la mejor selección, las mejores soluciones. Hemos hecho un trabajo muy profesional, seleccionando, buscando [documentación], muy variado, y hemos estado expresando y explicando a los ediles nuestro objetivo, nuestra voluntad de que aporten ideas, lo dijimos en la conferencia de prensa. Esto es lo que nosotros trabajamos, hay cientos de horas de debate, de un trabajo muy profesional buscando, pero por supuesto que estamos abiertos y tenemos interés en que los ediles también controlen este proceso. La idea es discutir ideas.
EC —Ayer en sus declaraciones acá en En Perspectiva, y en las que había hecho en Búsqueda, el diputado Guillermo Facello lo acusó a usted de estar “comprando” el apoyo de por lo menos tres ediles de la Concertación ofreciéndoles cargos a cambio.
DM —Primera cosa, no va a entrar nadie a la Intendencia por ningún tipo de componenda política. Segunda cosa, sinceramente, no quiero meterme en problemas internos de otros grupos. Estamos convencidos de que hay ediles con voluntad de pensar en los ciudadanos y no en el proyecto político de alguna persona para dentro de cinco años. Que priorizan lo que quieren los ciudadanos, lo que necesitan los ciudadanos, y no el proyecto político de una persona dentro de cinco años. Nos parece muy democrático, muy republicano, y los invitamos a que voten. Lo hemos explicado.
EC —Facello señalaba que Alberto Iglesias, dirigente colorado, se había reunido con usted y le había ofrecido un voto en la Junta Departamental a cambio de la designación del hijo, Alberto Iglesias Alfonso, como director de Recursos Financieros.
DM —Creo que hay dos formas de hacer política: el debate de ideas o la política de conventillo. Creo que aquellos a quienes la vida nos ha enseñado a ser tolerantes, a buscar la profesionalidad, el desprendimiento personal y ante todo a pensar en el país debatimos ideas. Y los otros, que son más bien los que apelan a la mediocridad, hacen de la política un conventillo. Perdóname, pero por respeto…
EC —Pero esa reunión con Alberto Iglesias con ese ofrecimiento, con esa posibilidad, ¿existió?
DM —No. Y no voy a entrar a ese debate. Yo me he reunido con un pueblo, y aparte por suerte tengo amistad con muchísima gente. No he roto puentes nunca en mi vida, como otros los rompen y los están rompiendo. No he roto nunca puentes en mi vida, porque la democracia es tolerar, escuchar, hablar y pensar en mi caso en Montevideo dentro de la nación. Lo dijimos, este equipo que comanda la Intendencia en cada cosa que hace quiere un mejor Montevideo para un mejor país, pensando en el proyecto de nación. No me pidas que caiga en la bajeza de entrar en calificaciones.
EC —Yo no pido calificaciones, pido información.
DM —Es que me parece ruin, y te entiendo a ti como periodista, pero sinceramente, si me decís “Daniel, entonces te tenés que ir”, me voy, no pasa nada. Te respeto, pero no voy a entrar, creo que sería caer, no tengo por qué…
EC —Pero ¿hay algún tipo de negociación en la que a cambio de votos aparecen cargos?
DM —Ya te lo dije, no va a entrar nadie a la Intendencia. Se ha hablado de una comisión honoraria, no tengo que explicar nada más.
EC —La otra posibilidad era que hubiera cargos en el comité de vigilancia del fideicomiso.
DM —Te lo digo con total seriedad: ya contestamos estas canalladas. Lo que hemos dicho está dicho y yo no voy a entrar, no quiero perder tiempo, es una falta de respeto a cientos de horas de trabajo.
EC —Veámoslo de otra manera. La comisión de vigilancia va a tener representantes de la oposición. ¿Esos cargos son remunerados o son honorarios?
DM —Ya dijimos que son honorarios. Entonces, por favor, no violentes mi espíritu de trabajar sin calificar a nadie. Que cada uno haga lo que quiera o lo que sabe hacer o lo que le da la cabeza o su perfil para hacer. Hay gente agresiva, hay gente intolerante, qué voy a hacer. Yo respeto a todo el mundo, me duele y me decepciono de cosas; no de alguna gente que ya a esta altura nunca se le ha caído una idea, así que no me importa. Pero hay gente que de repente no esperaba que hiciera lo que hizo, pero ta, qué va a hacer.
EC —Pero usted está convencido de que tiene los votos para llegar a la mayoría especial de la Junta Departamental…
DM —Estoy convencido de que tengo un excelente proyecto y de que los ciudadanos de Montevideo necesitan esto. Eso es lo importante.
EC —¿Cómo son los pasos ahora?
DM —La carrera política a la Presidencia de otra persona me importa un bledo, yo voy a pensar en lo que necesita Montevideo. Los pasos son: presentar esta propuesta al Tribunal de Cuentas, como corresponde, y después termina en la Junta. Y los ediles tendrán que decidir si hacen lo que los montevideanos necesitan o trabajan en un no irracional para ver si dentro de cinco años alguien es presidente.
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Transcripción: María Lila Ltaif