El líder del Partido Ecologista Radical Intransigente considera que Ceibal potencia la "actitud individualista"
EN PERSPECTIVA
Jueves 26.08.2019
EMILIANO COTELO (EC) —Cuidado del medio ambiente y transformación de la educación. Estas son algunas de las iniciativas del Partido Ecologista Radical Intransigente (PERI), que este martes aprobó su programa de gobierno en una convención abierta.
Entre las medidas, se encuentran, por ejemplo, la eliminación del Plan Ceibal, la sustitución de los comedores escolares y el desincentivo a la educación de tiempo completo.
El PERI, que en las elecciones internas del 30 de junio obtuvo 2.553 votos, lleva como candidato a la Presidencia a César Vega, ingeniero agrónomo, productor rural. Pero su meta real es el acceso al Parlamento y hacer escuchar la voz de los ecologistas en el debate político.
Para conversar sobre las propuestas y objetivos del PERI, estamos con César Vega.
Iba a decir “ingeniero César Vega”, pero usted le escapa al título, ¿no?
CÉSAR VEGA (CV) —Dejé de ejercer como tal hace mucho tiempo. Pero todos los lunes en el local nuestro, frente a la Universidad, dictamos una especie de charla, conferencia, llamale como quieras, muy humilde, sobre agroecología. Agroecología es nuevo para los ingenieros agrónomos, porque me incorporé a una manera nueva de hacer agricultura. Y tiene un suceso bien importante, son unos cuantos miles los que lo ven en la semana. Uno de alguna manera sigue siendo un ingeniero agrónomo, pero no muy académico para lo que es la academia actualmente.
EC —El 15 de abril, antes de las internas, lo tuvimos aquí en estudios y repasamos la creación del PERI en 2013. También repasamos algunas de las propuestas, la visión de la política. Hoy no vamos a ir a esa historia, pero en una definición rápida, más allá de lo que dice la sigla, ¿qué es el PERI hoy?
CV —El PERI hoy es un grupo de hormigas.
EC —¿Un grupo de hormigas?
CV —Sí, diría Alejandro Dolina hablando de uno de los sonetos que queda grabado en La venganza será terrible de 1985, since 1985, como dice usted en En Perspectiva. Seremos, tenemos un sueño, un hormiguero. Que la gente nos siga por esta manera de ser. Intentamos decir cosas, como quedó claro en el programa de anoche de TV Ciudad, De cerca, decir cosas que los demás no pueden decir.
EC —¿Decir cosas en qué terreno? ¿El ecologista es el principal?
CV —Sí, por supuesto, porque hace un rato largo que de alguna manera fui expulsado del Frente Amplio (FA), si bien me fui, por mi oposición a la instalación de las plantas de celulosa Botnia y ENCE, a cinco kilómetros de distancia una de la otra. Por suerte una no se instaló; no voy a decir que fue gracias a nuestra lucha, por supuesto. Hace un rato largo que ando acá enfrente. En 1985, en CX30 La Radio, en la época de Germán Araújo, me encontré –nuevito, sin ser ingeniero agrónomo– leyendo el prólogo de la primera guía SATA del ingeniero Borokorovitz acerca del uso de lo que él mismo denominaba agrotóxicos y ahora queda claro que teníamos razón. Porque por algo se vienen prohibiendo.
EC —Aparte del Partido Ecologista, ¿qué más es el PERI?
CV —Tú mismo leías algo acerca del tema educación, nosotros decimos cosas que por ahí es hasta políticamente incorrecto decir. Estamos por una escuela de cuatro horas…
EC —Y no de tiempo completo, cuando avanza la escuela de tiempo completo, por ejemplo, en Uruguay.
CV —Exacto. Anteayer en plena convención interviene una compañera un poquito más veterana, yo le pido la palabra y le digo: “Tú fuiste a la escuela cuatro horas, como fui yo”, “Sí”, “¿Y no te parece que la formación que tuvimos al salir de sexto superaba en la manera de comprender el mundo lo que estamos logrando actualmente?”, “Sí”.
EC —¿En qué año fue eso? Usted tiene 56.
CV —Entré al liceo en el Año de la Orientalidad. Los niños –estamos hablando de la escuela, no del liceo– tienen que jugar y tienen que aprender jugando. Nosotros salimos muy bien formados de una escuela, si bien en quinto y sexto participamos de la dictadura, que recién empezaba. Y luego tiene que haber otras actividades que si querés ocupen otras cuatro horas. Pero pueden ser en la plaza de deportes de Paso Molino para la gente de Belvedere, Paso Molino, La Teja, el Prado, que se junte toda la gurisada, que haya efervescencia, que sean cuidados por sus maestros, por sus profesores, por los propios padres del Mides. Es una de las propuestas que estamos haciendo, que tiene que haber una retribución por ese pago, que puede ser que los padres se junten y cuiden sus niños. Nos estamos imaginando un mundo un poco distinto, asimismo también con respecto a las salas de computación. Consideramos que el Plan Ceibal contribuye al individuo individualista, egoísta, que quiere ser el Suárez de la selección. Y por ese camino no vamos a llegar a ningún lado, tenemos que buscar que se trabaje en colectivo, en la sala de computación.
EC —¿Pero la sala de computación no es una herramienta obsoleta a esta altura del partido, cuando con Ceibal o sin Ceibal de hecho buena parte de la población y buena parte de los niños tienen su propia computadora en la mano, porque los celulares son computadoras?
CV —Por supuesto, por eso no hay que dejar entrar a los niños con los celulares a las escuelas. Cosa que ya se está haciendo en Inglaterra. Y por algo Bill Gates y todas estas barras mandan a sus hijos a escuelas de pizarrón y tiza. Esto es una herramienta bárbara cuando uno la sabe usar. Yo me voy de Montevideo y muchas veces veo los gurises tirados al lado de las escuelas, sentados buscando la red wifi a las ocho de la noche, están con la ceibalita, ahí en La Teja. Un peligro para un niño a esa hora de la noche, un liceal en este caso. Entonces me imagino, ¿está estudiando? Un día de estos voy a parar y me voy a fijar en lo que está haciendo ese niño.
EC —¿Y por qué no estaría estudiando?
CV —Puede estar estudiando, pero puede estar jugando. La mayoría de los niños, según nos dicen las maestras y los profesores que participaron en el programa de educación nuestro, juegan demasiado en la ceibalita. Eso se puede estudiar, lo agarra el ingeniero Brechner y lo sabe automáticamente.
EC —El juego también es importante para la educación, usted mismo acaba de decir que en lugar de una escuela de tiempo completo, como la que concibe mucha gente, se podría hacer en la tarde actividades lúdicas en el barrio, etcétera. El juego no es un problema en sí mismo.
CV —Pero no me refiero a este juego. Hay que sacarlo, se sabe que hay que sacar al niño de estar tan pendiente de esta pantallita, de la que yo estoy pendiente en este momento también. Nosotros los grandes tenemos la capacidad de saber cuándo debemos estar acá y cuándo debemos estar fuera de acá, de esta computadora, pero los niños no. Hay niños que tienen un problema en la pupila y van a tener graves problemas de visión por estar tantas horas mirando el teléfono, la pantallita. Justo ayer estuve con la hija de uno de los oftalmólogos más conocidos de este país y estábamos trabajando esta info.
Yo sé que muchos oyentes me van a dar para atrás, y no me importa, justamente para eso estamos en la política –esa era la pregunta inicial–: para decir lo que muchas veces no se quiere escuchar. Cuidado, nosotros dijimos que un montón de agroquímicos debían ser prohibidos, y hoy me alegro, porque si bien unos cuantos no fueron prohibidos, algunos sí. Entonces teníamos razón. Yo no los como, porque soy productor orgánico de todo un poco, carne, vegetales, desde hace 20 años, pero capaz que tú sí lo comés. Tú capaz que no, porque tienes la posibilidad económica de comprar orgánicos. ¿Comes vegetales orgánicos?