EN PERSPECTIVA
Miércoles 09.10.2019
EMILIANO COTELO (EC) —La situación de la educación pública, sus problemas y la reforma necesaria es uno de los ejes del debate político desde hace años, y por supuesto, ahora de la campaña electoral.
El Frente Amplio (FA) tiene el desafío de convencer a la población de que en un cuarto gobierno puede corregir el rumbo e introducir cambios relevantes en la enseñanza.
¿Cuál es su evaluación, su autoevaluación? ¿Cuáles son los énfasis de la propuesta?
Vamos a conversarlo con Gabriel Quirici, uno de los voceros del candidato Daniel Martínez.
Usted tiene 41 años, se ha dedicado a la docencia y a la investigación y, por otro lado, a la comunicación sobre temas históricos, en El Espectador primero, en FM Del Sol después.
GABRIEL QUIRICI (GQ) —También en Océano, con las columnas de historia. El dedicarse a la comunicación como profesor. La comunicación, el periodismo es un trabajo que respeto mucho y del que aprendí también muchas cosas y sigo aprendiendo, pero más que nada se podría decir que me dedico a la divulgación.
EC —Para muchos es una sorpresa encontrarlo en este papel de referente del candidato Daniel Martínez. Quizás por la edad, y porque no es doctor en Educación ni tampoco se ha especializado en gestión de instituciones de enseñanza. ¿Por dónde vino el nombramiento?
GQ —Qué buena pregunta. Por dar clases. Porque a veces está esa cuestión de la experiencia del aula, el convivir, compartir con tantos colegas, colegas que hacen gestión, colegas que dan clases, coordinaciones. Además creo que es un valor indudable –en este caso porto ese síntoma yo–, ser parte de la docencia da cierto conocimiento del terreno y de la sensibilidad de quienes día a día están llevando adelante la educación. También he tenido la oportunidad, desde hace dos años, de participar en una investigación sobre las diferentes formas de enseñanza por proyectos en enseñanza media. Una investigación muy interesante, ahora está por salir el libro que hicimos con un equipo, recorriendo diferentes puntos del país en UTU y liceos donde distintas asignaturas trabajaban en el formato de proyecto, pero no en un formato único, unos iban a un modelo de la ONU con los chiquilines en Colonia, otros en una escuela agraria de Durazno creaban elementos para medir la humedad de los suelos. Y esa investigación fue encarada además desde una perspectiva en la que me he formado junto con otros colegas, que es la reflexión sobre la práctica de la enseñanza. Yo no tengo título de doctor en Educación, pero tengo un aprendizaje muy rico, con otros colegas y en esta línea de tratar de ver cómo pasan estas cosas muchas veces, incluso más allá de las directrices de las autoridades. Porque después tenemos esas maravillas de las noticias: “Jóvenes de tal lugar fueron a Estados Unidos premiados”, y esos jóvenes fueron con otros docentes. Esa investigación nos dio para presentar algunas alternativas desde donde construir política educativa conociendo más el terreno.
EC —Es un buen punto de partida para la pregunta siguiente. La oposición realiza un diagnóstico muy crítico del estado actual de la educación. Incluso en la propia izquierda se admite que la gestión presenta déficits importantes. Por ejemplo, en su primer discurso como candidato formalmente proclamado, Daniel Martínez dijo: “Los avances han sido insuficientes, particularmente en la enseñanza media, que muestra un alto nivel de deserción, especialmente en los sectores más pobres”, etcétera. Entonces, ¿hasta dónde llega la autocrítica? Porque Daniel Martínez pedía autocrítica.
GQ —La autocrítica está en el lema de la campaña: “Mantener lo bueno, hacerlo mejor”. Y claramente uno de los puntos a hacer mejor o que no se logró completar es este de que permanezcan los estudiantes con buena educación –que la hay, tenemos muchas posibilidades de extenderla– a lo largo de todo el ciclo, por lo menos ahora se está extendiendo a tres, pero el que marca la ley, que es hasta los 18 años. Ahí hay un problema que tiene diferentes factores para explicarlo, pero en el hacerlo mejor lo que se propone la campaña es elaborar un conjunto de estrategias para tender a la universalización de la enseñanza media para todos, de cara a un plan a 10 años. Porque hay que ser realistas, nosotros tenemos una autocrítica importante con respecto a determinadas cifras que se manejaron a comienzos del período, que incluso la propia ANEP corrigió, porque eran demasiado optimistas.
EC —Cifras de metas, de objetivos que se había planteado esta administración.
GQ —Exactamente. Nosotros planteamos la universalización de la media, la cifra sería 100 %, pero tiene que ser una bandera, una utopía, decir que de acá a 2030 en Uruguay todos tienen que estar estudiando en edades medias. Pero tienen que estar las condiciones, no solo edilicias, que en eso se avanzó mucho, sino también la estructura de organización docente, educadores y sistema para que eso se sostenga.
EC —Ese es un punto débil, entonces, según admite el propio FA. Pero por ejemplo en el Partido Colorado (PC), la doctora Adriana Aristimuño, referente de Ernesto Talvi, hacía un balance bastante más drástico, bastante más grave.
(Audio Adriana Aristimuño.)
El diagnóstico es que tenemos problemas serios en diferentes temas. Tenemos problemas de calidad, las pruebas PISA, TERCE, SERCE, no voy a abundar en eso, creo que ya han sido bastante dichas, tenemos problemas de aprendizajes en primaria y en media; en primaria también, lo destaco porque siempre se habla de PISA y de media. Tenemos problemas de equidad gravísimos en el sistema educativo, la famosa tasa de egreso, que es baja, mucho más baja que en toda América Latina, es terriblemente baja en los contextos más vulnerables, no llega al 20 % en el quintil 1 de ingresos y llega al 80 en el quintil 5. Uruguay es de los países más inequitativos en su sistema educativo en América Latina, es muy ineficiente; por ejemplo, en la Formación Docente tenemos miles de estudiantes de Formación Docente, pero al cabo de cuatro años solo un tercio de los que ingresaron están en tiempo y forma donde deben estar en el plan de estudios. Egresan 700 profesores por año, necesitamos muchos más, 43 % de la gente que egresó del IPA, por ejemplo, no está ejerciendo la docencia de aula…
(Fin audio.)