EN PERSPECTIVA
Miércoles 28.08.2019
EMILIANO COTELO (EC) —Hoy, 28 de agosto, iniciamos el ciclo Presidenciables 2019 recibiendo al economista Ernesto Talvi, candidato a la Presidencia de la República por el Partido Colorado (PC). Lo acompañan su referente en asuntos económicos, Ana Inés Zerbino, y Fernando Pérez Tabó, abogado, referente en relaciones laborales.
PABLO ROSSELLI (PR) —Convocamos a los tres candidatos a la Presidencia a este ciclo que llamamos Qué hará el próximo gobierno para que Uruguay vuelva a crecer sostenidamente. Y entendemos que hablar de “sostenido” es algo exigente, porque significa un crecimiento significativo, perdurable, por oposición a algo transitorio, resultado de algún impulso favorable. Tiene que ser sostenible desde un punto de vista medioambiental y sostenible desde un punto de vista social, lo que quiere decir que tiene que propender a una mayor inclusión social y a una reducción de la desigualdad.
En Deloitte pensamos que para lograr ese crecimiento sostenido seguramente hay muchos desafíos por delante. Porque eso seguramente exige ajustes en el frente macroeconómico, exige trabajar en una reversión del clima de negocios que se ha observado en los últimos años, exige implementar alguna agenda de reformas que convoque a un aumento fuerte de la inversión. Y el próximo gobierno va a tener que hacer todo eso sin contar con mayorías parlamentarias propias, lo cual también plantea desafíos importantes de gobernabilidad. Con ese preámbulo hemos armado este evento y sobre estos temas vamos a preguntarles a los candidatos.
EC —A partir de lo que señalaba Pablo, vamos a centrar el coloquio en política macroeconómica, clima de negocios, agenda de reformas y gobernabilidad a partir de 2020.
ROMINA ANDRIOLI (RA) —Doctor Talvi, si usted llega a la presidencia de la República, ¿con quiénes armaría una coalición de gobierno? ¿Qué implicaría esa coalición en la práctica? ¿Qué grado de participación en cargos de gobierno daría a otros partidos?
ERNESTO TALVI (ET) —Desde el comienzo definimos claramente que entrábamos a la política con este proyecto político nuevo, que tiene apenas un año y días de vida, para tratar de construir un proyecto alternativo al que hoy nos gobierna, que creemos que después de 15 años está agotado, está terminado, está cansado, sin ilusión y sin capacidad de encarar los desafíos enormes que se nos plantean en el porvenir.
No nos tenemos que rajar las vestiduras, la alternancia en los sistemas democráticos no solo es buena, es deseable. El poder desgasta, este proyecto político está desgastado, hay que reemplazarlo por otro que cambie el rumbo del país, que dé un golpe de timón. Y naturalmente los candidatos a conformar un proyecto alternativo y una coalición de gobierno somos los partidos que hemos estado en la oposición. Los que hoy tenemos trayectoria, historia, representación parlamentaria, proyecto, programa, equipo somos tres: el Partido Colorado (PC), el Partido Nacional (PN) y el Partido Independiente (PI). Hay partidos nuevos que las urnas tendrán que decir qué representación tienen, todavía no lo sabemos, lo vamos a saber en octubre. A partir de octubre se verá, porque una coalición de gobierno es una herramienta para gobernar, no para comparecer a las elecciones. A las elecciones comparecemos como partidos independientes para tratar de liderar ese proyecto alternativo. Veremos qué representación tienen los partidos nuevos y qué afinidad tenemos, porque se requieren las dos cosas, representación y afinidad.
EC —Mencionó tres partidos, y Romina le preguntaba qué implicaría en la práctica: ¿cargos de gobierno?, ¿distribución de ministerios, por ejemplo, entre esos tres partidos?
ET —Yo lo interpreto como una selección. Si hay tres partidos en los que hay proyecto, programa, equipos y gente valiosa –la hay en el PN, la hay en el PI, la hay en el PC–, vamos a construir un proyecto, una coalición política que le dé sustento y viabilidad, y equipos que se conformarán con la mejor gente de la que podamos disponer. Por eso hemos dicho –y sé que no es usual en la política– que no nos reservamos ministerios, que vamos a ir a la conformación de esa coalición.
RA —No implica simplemente un acuerdo en el Parlamento, sino que estamos hablando de cargos en el Poder Ejecutivo.
ET —Implica asumir la gestión del gobierno y de los asuntos del Estado, o sea a nivel ejecutivo, e implica una coalición política a nivel parlamentario que le dé viabilidad al proyecto. Un proyecto que pretendemos que sea profundamente transformador y vanguardista, porque el Uruguay precisa realmente cambiar el rumbo, dar un golpe de timón, porque esta es una sociedad en decadencia. Una decadencia que vemos todos los días en nuestra incapacidad de convivir en armonía, algo precioso que tenía el Uruguay y que lamentablemente hemos perdido.
EC —¿Cómo se conformaría el equipo económico? Aquí está Ana Inés Zerbino, pero falta todavía explicitar, por ejemplo, quién sería el ministro de Economía –sería ideal conocerlo–, y aparte, qué lugar tendrían economistas que asesoraron a Sanguinetti o a Amorín, otros líderes del PC, y qué lugar tendrían economistas del PN, como Azucena Arbeleche, referente de Luis Lacalle Pou.
ET —Lugares de relevancia fundamental. El PC hoy es un ensamble entre renovación y tradición. El otro día el doctor Sanguinetti decía que la renovación sin tradición es efímera y que la tradición sin renovación se anquilosa y se marchita. Así que es muy bueno que, después de una competencia interna en que la ciudadanía que votó al PC dio un mandato claro a favor de la renovación, haya habido un trabajo mancomunado, de un partido organizado, profesional, serio, que se prepara para la tarea de gobernar. Hoy todas las encuestas indican que el PC está en zona de balotaje; esta es una carrera de tres, no de dos, y por ende estamos compitiendo con posibilidades serias de ser el partido que lidere la coalición. De hecho creo que después de 14 años fuera del poder muchos van a ver en el PC el proyecto de cambio, el proyecto de renovación. Así que hay lugar para toda la gente de buena voluntad y de enorme competencia, porque en nuestro gobierno vamos a poner el foco en la capacidad.
EC —¿También cabría la posibilidad de que en ese equipo económico hubiera economistas del Frente Amplio (FA)?
ET —Hay un montón de técnicos –ya lo he dicho y no me rasgo las vestiduras– que han trabajado a nivel técnico. A mí me tocó trabajar a nivel técnico en un gobierno blanco habiendo votado a Jorge Batlle, y siempre agradezco que un gobierno que no era del color político del que yo había votado confiara en la capacidad técnica de darle una mano al país. Hay gente muy valiosa, a la que conozco personalmente, que tiene doctorados en el exterior, formación y ahora experiencia, que no va a fijar las líneas de política, porque las líneas de política van a cambiar, pero ¿por qué perder la memoria institucional? Carlos Steneri, que ha sido un formidable servidor civil del país como representante financiero del Uruguay, estuvo en gobiernos colorados, blancos y frentistas, y cumplió una función extraordinaria. ¿Por qué vamos a perder gente como Christian Daude, como Herman Kamil? No veo ningún problema en que trabajen a nivel técnico. Eso es muy distinto del nivel de decisión política, en el que va a estar obviamente la gente que va a conducir y fijar la estrategia del nuevo gobierno.
EC —Entonces, ¿el Ministerio de Economía sí sería “suyo” si usted fuera el presidente? ¿Al ministro lo designaría de su equipo colorado de confianza? ¿O el ministro sería usted, de hecho?
ET —No, estoy en otra reencarnación, ya ni me acuerdo, creo que sé algo de economía todavía, pero ya no estoy seguro. Ana Inés sería una formidable ministra de Economía, es una mujer extraordinariamente competente, capaz.