Aprendizaje basado en proyectos. Ese es el basamento de la metodología de aprendizaje y enseñanza que está impulsando en Montevideo el Colegio San Ignacio Monseñor Isasa, donde los profesores de cada asignatura tradicional trabajan de forma interdisciplinaria en tres grandes áreas: social, artística y ciencias.
EN PERSPECTIVA
Miércoles 27.06.2018, hora 8.21
(Audio Xavier Aragay.)
Nosotros creemos que hay otra forma de aprender y de formarse, en la que el alumno no sea un sujeto pasivo de una actividad que protagoniza el profesor y que él debe escuchar. Se trata de poner al alumno en el centro del proceso de enseñanza y aprendizaje y hacer que sea esta persona –el alumno– la que mediante una actitud activa, una actitud de reto y de conexión, pueda aprender no solamente contenidos, sino valores, actitudes, habilidades y competencias.
(Fin audio)
EMILIANO COTELO (EC) —Esa sentencia se escuchó aquí en EN PERSPECTIVA en noviembre de 2015, cuando entrevistamos a Xavier Aragay, director general de la Fundación Jesuitas Educación, que visitaba Uruguay promoviendo el método de aprendizaje basado en proyectos (ABP). Al final de aquel reportaje yo le preguntaba si había colegios de nuestro país que se largarían por ese camino.
Hoy vamos a conocer la experiencia que en esa dirección viene implementando desde hace más de dos años el Colegio San Ignacio Monseñor Isasa. Vale la pena prestar atención a estas experiencias innovadoras, porque en Uruguay tenemos un debate abierto muy acuciante sobre cómo debe reformarse la educación secundaria, qué hay que cambiar en los liceos para formar a los jóvenes en las habilidades que estos tiempos requieren y, sobre todo, cómo hacer para que la propuesta pedagógica los atrape, los haga involucrarse a fondo en las clases.
Lo charlamos con la profesora Verónica Gallesio, directora académica del San Ignacio, y el licenciado Guillermo Lemos, su director general.
Este colegio tiene 74 años, pero desde 2006 se concentró exclusivamente en secundaria. ¿Cómo es esto?
GUILLERMO LEMOS (GL) —El colegio es un colegio de los padres jesuitas, fundado por el padre Bertón, en Rossell y Rius y 4 de Julio, junto con la parroquia San Ignacio, y en la misma manzana hay una comunidad de novicios. Un colegio que siempre ha sido innovador, que en su tiempo fue el primer colegio católico mixto.
Hoy en día veníamos haciendo un proceso y en algún momento se decidió, en parte por el crecimiento de alumnos y en parte por no tener tanto espacio físico –que también ha ido creciendo en estos últimos años, pero en su momento no lo tenía–, optar por la secundaria. Actualmente tenemos tres niveles, tres grupos en cada nivel, de primero a sexto de bachillerato.
EC —¿Qué cantidad de alumnos tiene hoy el colegio?
GL —Son 480.
EC —Verónica, ustedes iniciaron este proceso de innovación educativa hace nueve años, empezaron a trabajar en estas ideas en 2009. ¿Por qué terminaron optando por la metodología de aprendizaje basado en proyectos?
VERÓNICA GALLESIO (VG) —Desde el año 2009 el colegio viene trabajando en lo que tiene que ver con el trabajo de las competencias, la enseñanza por competencias. Desde ese lugar se empezaron a planificar los contenidos y las clases para que esto se pudiera profundizar.
Luego se hizo un proceso, el colegio entró en el sistema de calidad de la Federación de Colegios Jesuitas de América Latina, y allí se elaboró el mapa de progresión de aprendizaje de formación integral, que abarca tres dimensiones de la persona y cómo se logra año a año de secundaria. Las dimensiones son psicoafectiva, espiritual y cognitiva.
A partir de esas reflexiones se fue nutriendo el currículo de nuestro colegio y a partir del año 2016 se define elegir esta metodología de ABP como la metodología que responde a las necesidades no solo del alumno de hoy, de la sociedad actual y de la propia identidad jesuita, de la propia identidad de la pedagogía ignaciana, que tiene que ver con que el alumno sea centro, que sean alumnos competentes, conscientes, compasivos, creativos. Se busca esto del alumno como centro de la propuesta y no el currículo o los profesores, y que en el alumno o la alumna estén centrados en esto del ser proactivos, de preocuparse por superarse, de servir a otros, ahí entra lo del trabajo colaborativo.